Fue un día muy emotivo para muchas familias. Muchos hijos acompañaron a sus padres a recibir el diploma. | Foto: cortesía Funbac

HISTORIAS

Bachiller a los 70 años

En Popayán, más de 400 adultos acaban de graduarse del colegio gracias a un modelo educativo dirigido a las personas que quieren volver a estudiar.

30 de octubre de 2014

A sus 70 años, Melba Álvarez decidió volver a estudiar. Cuando era niña, en la década de los cincuenta, cursó hasta tercero o cuarto de primaria, pero no siguió. “Los padres decían que nosotras servíamos para ser mamás. En esa época, la mujer no tenía lo que tiene ahora y se creía que uno no necesitaba sino leer y escribir”.

El pasado sábado 25 de octubre, Álvarez fue la estudiante de mayor edad en un grupo de 407 personas que obtuvo el título de bachilleres de la Fundación Bachillerato Académico Cíclico (Funbac) en Popayán. La mayoría de los graduandos tenían entre 30 y 40 años de edad, había diez personas entre los 50 y 59 años, y cinco entre los 60 y 69. Todos habían vuelto a estudiar en el 2012.

Hace dos años, la Funbac, con el apoyo del Ministerio de Educación Nacional, la Secretaría de Educación municipal y la Fundación para la Aplicación y la Enseñanza de las Ciencias (Fundaec), empezó a trabajar en un proyecto dirigido a los adultos que quisieran volver al colegio.

Ninguno de los 407 graduados tuvo que pagar para estudiar. El municipio, con recursos del Ministerio, pagó las matrículas y hasta los útiles escolares que necesitaron estos estudiantes para sus clases.

La Funbac cuenta con un sistema de enseñanza por ciclos, lo cual quiere decir que los estudiantes cursan dos grados en un año y terminan el bachillerato en tres años. Felipe Cortázar, director de la institución, cuenta que, además de este modelo, trabajaron con una estrategia de enseñanza adaptada a las personas que llevaban mucho tiempo por fuera de las aulas.

Con el apoyo de la Fundaec, implementaron el Sistema de Aprendizaje Tutorial (SAT). Además de ofrecer las clases en jornadas nocturnas y de fines de semana, este sistema tiene que pensar en las necesidades de una persona adulta. El modelo está diseñado para alguien que trabaja, que tiene necesidades económicas y, por lo tanto, tiene otras expectativas de la educación.

En la Funbac trabajan con cartillas especiales para adultos, cuentan con tutores que acompañan el proceso de cada alumno y hay apoyo psicológico para evitar que los estudiantes abandonen las clases. “El objetivo es adaptarse al contexto”, explica Cortázar, “Trabajamos de acuerdo a las realidades que ellos viven, con base en programas de proyección social y liderazgo”.

Álvarez dice que este proceso la preparó para participar en espacios de deliberación. “Lo que más me gustó es que todo esto me abrió la mente a temas sociales. Ahora puedo ir a la Junta de Acción Comunal o a una reunión política y hablar sin miedo porque ya conozco mis derechos”.

El director agrega que trabajan con una metodología integral, lo cual quiere decir que no hay clases separadas de matemáticas, lenguaje o sociales, sino que todas las áreas se abordan a partir de problemas específicos. En esa misma lógica, en el plantel orientan a los estudiantes para que sigan estudiando en programas técnicos o de formación para el trabajo.

Álvarez cuenta que no estudió para buscar trabajo, sino para experimentar lo que era el estudio. “Lástima que empecé demasiado tarde. Pero quería estudiar para ver eso tan lindo que muchos jóvenes de hoy se están perdiendo”. Ahora quiere ir a la Funbac a que la ayuden a buscar un programa de formación para el trabajo y ya está convenciendo a varias de sus amigas para que vuelvan al colegio y terminen el bachillerato.

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