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NACIÓN

El fantasma de la estigmatización que ronda las universidades

Tras la captura de los presuntos responsables del atentado del Andino, las redes sociales se han convertido en el escenario para enfrentar a las universidades públicas y privadas.

27 de junio de 2017

Este fin de semana, la Policía capturó a nueve personas presuntamente responsables de perpetrar el atentado del sábado 17 de julio en el Centro Comercial Andino, en Bogotá, que dejó como balance tres mujeres muertas y otras tantas heridas. Los sospechosos fueron interceptados en diferentes zonas de la capital y en el Espinal, Tolima.

Entre los detenidos, todos ellos acusados de pertenecer al Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), están Alejandra Méndez, Natalia Trujillo y Lizeth Rodríguez, las tres egresadas de la Universidad Nacional. La última es además abogada contratista de la institución.

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El tratamiento que le han dado los medios de comunicación a la vinculación de estas tres mujeres con la universidad pública ha desatado una ola de repulsa entre los egresados y estudiantes que han salido a defender en las redes sociales que la Nacional “no es un foco de operaciones de grupos guerrilleros”. Las reacciones se magnificaron tras la publicación de un artículo del diario El Tiempo en el que se señaló que “la inteligencia ha conocido de algunos nexos de este grupo -MRP- con miembros del ELN y con extremistas de la Universidad Nacional”.

Desde que saltó la noticia, Ignacio Mantilla, rector de la Nacional, ha sido una de las voces más críticas con esta vinculación: “La Nacional no tiene responsabilidad en las actuaciones de los egresados cuando no están en el ejercicio profesional para el que se les formó. No creo que podamos evitar que un egresado tenga una actuación negativa”, indicó a Semana Educación.

Días después del atentado y al tiempo que se sucedían en las redes sociales los comentarios que rechazaban esta estigmatización, la mayoría bajo el hashtag #LaUNSeRespeta, empezó a surgir un tipo de discurso diferente que, a modo de defensa, también buscó difamar a otras universidades, especialmente a las privadas. En otras palabras: más los estereotipos.

El ejemplo más claro es un tuit que difundió una reconocida periodista colombiana en su cuenta personal y que ya se ha hecho viral -tiene más de 7.500 compartidos-. En este se puede leer lo siguiente: “La abogada de la Nacional? Pero no dicen el ladrón de los Andes, el corrupto del Rosario, el pedófilo de la Javeriana, el narco de la Sabana.

El propio Mantilla también se refirió a este hecho y tachó de irresponsables de los medios de quienes aseguró que, por el afán de la información, “dicen cosas indebidas” y “parece que exigieran clasificar los delitos y a los delincuentes por universidades”. Finalmente, hizo un llamado a las instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas, para que dejen esa tendencia de acusarse mutuamente por las acciones de sus estudiantes y egresados: “Tenemos un compromiso de cooperar antes que competir. Ninguna es responsables de los actos de los jóvenes matriculados fuera del ámbito académico”.

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¿De dónde vienen los estereotipos?

Según el antropólogo y doctor en Sociología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Fabián Sanabria, “existen imaginarios muy negativos que han sido nutridos, a veces de manera intencional, por quienes tienen intereses ocultos en detrimento de la universidad pública”. Para él, el hecho de que haya en las instituciones personas en su mayoría de estratos no tan favorecidos socioeconómicamente no quiere decir que en ellas se genere un “revanchismo social” contra el resto de sociedad.

De acuerdo con el sociólogo, el país debe superar ese pulso entre universidades privadas y oficiales. “Las instituciones públicas se han caracterizado siempre por promover un pensamiento crítico respecto al statu quo y el orden establecido”. Sin embargo, aclara, esto no significa que no haya habido problemas de orden público al interior de las universidades. Este hecho es el que provoca que, según él, se mantenga la creencia de que lo público no sirve.

Tampoco ayuda a romper con esta creencia el hecho de que varios especialistas hayan apuntado estos últimos días que el MRP, del que se sabe poco, se gestara al amparo de grupos extremistas y anárquicos vinculados a ciertas instituciones de educación superior oficiales.

Sanabria reconoce que dentro de las instituciones de educación superior públicas “hay infiltrados”, pero no por ello se debe generalizar.

Para Daniel Ortega, sociólogo egresado de la Nacional, estos estereotipos se han generado por dos razones principales. En primer lugar por la confrontación política que caracteriza a Colombia y que induce a que se persiga el pensamiento diferente, de izquierda, que prolifera en las universidades públicas. “Por eso la sociedad, y en particular las elites políticas y los medios de comunicación, refuerzan esa idea desde hace mucho tiempo”, señala.

La segunda razón, en la que coincide Ortega con Sanabria, es la existencia de grupos de estudiantes que se camuflan en las universidades y generan actos de violencia en las marchas y plantones.

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¿Y las universidades privadas?
Esta actitud no es aislada, ni dirigida en exclusiva contra las instituciones oficiales. Los Andes, la Javeriana, el Rosario y la Sabana también han sido presa de este tipo de comentarios malintencionados y discriminatorios con sus egresados.

Uno de los casos que sirvió para que en las redes sociales se reprodujeran infinidad de memes y comentarios fue la muerte de Luis Andrés Colmenares. Algunas de las burlas estaban dirigidas a Laura Moreno y Jessy Quintero al quedar absueltas por la muerte del joven. Aunque muchos de los memes no estaban directamente relacionadas con la Universidad de los Andes, institución en donde estudiaban los implicados, algunos egresados de la Facultad de Ingeniería aseguran a Semana Educación que sí se sintieron discriminados por este hecho.

Los Andes también ha sido señalada en contadas ocasiones de formar a los corruptos que desangran al país. Y es que muchos personajes condenados por este delito salieron de sus instalaciones, como Sabas Pretelt de la Vega, condenado por la justicia colombiana a 6 años 8 meses de prisión por ofrecer prebendas a cambio del voto que consagró la reelección presidencial en Colombia, o Andrés Felipe Arias, economista de los Andes, condenado a 17 años de cárcel por entregar dineros públicos a grandes empresarios e incluso a narcotraficantes.

En una cadena de Whatsapp, que circula en la actualidad, se exige a los medios que comiencen a vincular a las universidades privadas con la conducta de sus egresados, del mismo modo que, según ellos, se hace con las públicas.

De acuerdo con Sanabria, estos comportamientos obedecen a una lógica ‘revanchista’. “No tiene ningún fundamento que desde las universidades privadas haya gente que diga que en las públicas se forman terroristas, del mismo modo que no es lógico que desde las públicas se diga que en las privadas se enseña a robar y a ser corrupto. Cada caso debe tratarse de manera aislada”, concluyó.

Esta publicación trató de contactar al rector de los Andes, Pablo Navas, para conocer su postura sobre este tipo de generalizaciones y por qué se perpetúan, pero, de acuerdo con el departamento de prensa de la institución, por el momento no va a haber un pronunciamiento al respecto.

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