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REDES SOCIALES

Las mentiras que ha compartido en internet sin darse cuenta

¿Alguna vez ha comprobado la autoría de las frases o poemas que replica en sus redes sociales? ¿Sí pertenecen al autor citado? Si no se ha tomado el trabajo, le explicamos por qué debería hacerlo.

14 de enero de 2016

En la red no todo lo que brilla es oro. La falta de contraste y control sobre la información que circula en ella ha suscitado una nueva tendencia 2.0 ligada a las artes, de cuya intención y rentabilidad se sabe poco. 

Se trata de la aparición de contenido (en su mayoría textos y frases) que se atribuye a grandes personajes de la literatura de forma errónea y que, debido al impulso de las redes sociales, acaba convirtiéndose en viral.

Una de las teorías que explican esta moda es la búsqueda de popularidad por parte de autores desconocidos que asocian sus obras a otros consagrados para ver sus textos circular libremente por Internet al amparo del anonimato. Es lo que entendidos en la materia denominan “la disociación de la personalidad o usurpación de la personalidad artística”.

No se trata de un intento de desacreditar al personaje en cuestión, sino de hacer uso de su influencia y autoridad para posicionar la obra propia. 

Son muchos los grandes artistas y literatos que han tenido que salir al paso y desmentir este plagio. O esta atribución perniciosa.

El dibujante Quino fue uno de ellos. “Deseo aclarar vehementemente que no sólo no está escrita por mí, sino que me molesta profundamente que alguien pueda creer que yo soy el autor. Siempre he expresado mis ideas a través del dibujo y jamás escribo textos sin ilustrarlos. Me indigna que alguien haya usurpado mi nombre para proponer sus ideas. Y sin encima estas ideas son tan ñoñas y necias, mucho más aún”, declaró para negar la autoría de ‘La vida según Quino’, un texto en el que supuestamente el padre de Mafalda exponía su visión de la existencia humana.

Mario Benedetti es otra de las víctimas recurrentes de estas atribuciones. A él se le asocia el poema ‘No te rindas’ que lleva años recorriendo los muros de Facebook de usuarios incautos y poco ávidos a la comprobación. La fundación que lleva su nombre tuvo que desmentir en varias ocasiones que el escritor uruguayo estuviese detrás de su creación. A él le pertenece, en cambio, el poema ‘No te salves’, incluido en su libro El amor, las mujeres y la vida, que también es un éxito viral.

Otra de las hipótesis sobre por qué se suscitan estas difamaciones descansa en la teoría del ‘teléfono roto’, o de cómo se distorsiona un mensaje (en este caso autoría), a medida que trasciende entre un público cada vez más amplio. Es lo que sucedió con ‘La carta de despedida de Gabriel García Márquez’, del ventrílocuo mexicano Johnny Welch que este último recitaba en sus espectáculos, y que inundó los emails en cadena a comienzos del nuevo siglo.

Se dice que, quizá por el uso del nombre de Gabo en el título, la gente acabó por relacionarlo con él y suprimiendo el nombre de su verdadero creador. “Lo que me puede matar es que alguien crea que escribí una cosa tan cursi. Esto es lo único que me preocupa", indicó al respecto el premio Nobel.

La lista de citas apócrifas atribuidas a ilustres intelectuales, escritores y artistas es casi interminable. Ni Cervantes, con la supuesta segunda parte de su ‘Quijote’; ni Neruda y el poema ‘Muere lentamente’, o el argentino Jorge Luis Borges se han salvado de esta atribución engañosa.

Pero, al margen de intencionalidad del hecho, esta realidad deja una enseñanza que va más allá del uso de Internet: la comprobación de las informaciones y ser cuidadoso con la procedencia de los contenidos es fundamental si no se quieren cometer errores.