"¡Viva la ley, viva la libertad de pensamiento, vivan los estudiantes y viva la universidad verdadera, vital y libre! Hemos ganado todas. Sin miedo”, escribió la profesora sobre el fallo. | Foto: Semana

NACIÓN

Carolina Sanín gana tutela contra Los Andes

Un fallo obliga a reintegrar en su puesto a la profesora y le pide a la universidad adelantar una campaña contra las manifestaciones de odio, racismo, discriminación y matoneo que se han vivido allí.

17 de enero de 2017

La justicia acaba de darle la razón a Carolina Sanín. La columnista había demandado a la Universidad de los Andes pues consideraba que su despido violaba sus derechos fundamentales. El martes la profesora hizo público en su perfil de Facebook que el juez Carlos Alberto López había resuelto una tutela a su favor. 

En la sentencia, el juez determinó que el despido de la profesora había vulnerado los derechos al debido proceso, la libertad de expresión, al trabajo y a la dignidad humana de la profesora. La resolución dejó sin efecto la decisión de terminarle el contrato “con justa causa” por parte de ese centro académico. Además, le ordenó al representante legal de la Universidad que el reintegro laboral se realice en un cargo de igual o superior jerarquía al que venía desempeñando sin solución de continuidad.

La Universidad de los Andes debe cumplir está orden máximo 48 horas después de que se notifique. "Esto deja claro que nadie está por encima de la justicia y que las colombianas seguimos luchando por la igualdad de género en todos los espacios. ¡Viva la ley, viva la libertad de pensamiento, vivan los estudiantes y viva la universidad verdadera, vital y libre! Hemos ganado todas. Sin miedo”, escribió la profesora a propósito del fallo. 

La decisión, además, ordena a la Universidad pagarle a Sanín “ los salarios y prestaciones dejados de devengar con ocasión de la terminación del contrato de trabajo con justa causa con fecha 15 de diciembre del 2016”.

Por otra parte, el fallo obliga a la universidad a iniciar una campaña institucional, con la participación de profesores, estudiantes, directivos y demás funcionarios, de rechazo social a manifestaciones de odio, racismo, discriminación, sexismo, machismo y acoso laboral, y entregarle al juzgado un informe escrito de la campaña en cuestión.

La providencia hace también una fuerte reflexión sobre el matoneo que se vive en ese centro académico, especialmente por parte del grupo Cursos y Chompos Ásperos Reloaded. Sobre ese tema, le exige a la universidad realizar las investigaciones disciplinarias que se necesite para evitar que estos grupos en las redes sociales generen daños en la reputación y la dignidad de las personas. 

El 12 de diciembre Sanín les había avisado a sus estudiantes de Literatura que la habían despedido de la universidad por supuestamente haber lastimado el nombre de los Andes y por dar mal ejemplo. Después, también desde su cuenta de Facebook informó que acababa de radicar una tutela en la que exigía su reintegro a la institución. El tema fue ampliamente discutido por los medios de comunicación y generó una ola de reacciones en redes sociales a favor y en contra.

La explicación del despido, por parte de la institución, fue dada a través de un comunicado de prensa en el que rechazó los pronunciamientos de Sanín sobre “la supuesta cultura carcelaria, la crianza de delincuentes en la Universidad, la condición de que la Universidad se lucra de la pobreza, la preferencia de la profesora en la ocurrencia de actos inadecuados y violentos por parte de los estudiantes".

Incluso, el tema tuvo trascendencia internacional. Profesores de Colombia y del exterior le enviaron una carta a la revista Arcadia alertando que la decisión tomada por la Universidad de los Andes tenía serias implicaciones en relación con la libertad de expresión y libertad de cátedra. “La decisión que se impugna no sólo afecta los derechos de la profesora sino los de otros/as profesores/as y alumnos/as, así como los intereses de la sociedad. Los profesores de la Universidad pueden entender el despido de Sanín como una advertencia frente a futuras actitudes críticas y, por ende, pueden optar por la autocensura y el silencio”, escribieron. 

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