| Foto: Archivo Semana.

NAVIDAD

Papá Noel sí debe existir

En Navidad los niños se ilusionan por la llegada de un ser fantástico que trae regalos. ¿Pero qué ocurre cuando descubren la verdad sobre el mismo?

24 de diciembre de 2015

Aproximadamente a las ocho de la noche todos se suben a sus carros y arrancan al lugar donde será la reunión. El baúl va lleno de regalos, los niños están sentados en los asientos de atrás y miran por la ventana. Un avión pasa y sus corazones laten a pesar de que saben que las probabilidades de ver el trineo de Papá Noel a esa hora son escasas. No hay que ser ridículo, Papá Noel llega más tarde.

Toda la familia está reunida, comen, celebran, toman y cuando se acerca la media noche todos se reúnen para rezar la novena. Dependiendo de la tradición familiar, después de la novena se entregan los regalos y los niños se van a dormir para que al día siguiente los regalos aparezcan bajo el árbol. Claro que también están las tradiciones en las que el viejito bonachón llega a la casa y personalmente entrega los obsequios.

En cualquiera de los dos casos la ilusión, la emoción, la fantasía de creer que Papá Noel llega directamente del Polo Norte a nuestras casas a entregar regalos son iguales. Y son los niños quienes más las disfrutan. Sus rostros se iluminan con solo pensar en ese ser maravilloso. Pero es inevitable ese momento en el que crecer rompe con la capacidad para creer en algo que ante la razón no es posible. Los padres tienen la difícil labor de corroborar la duda que ronda la mente del niño.

Muchas veces no saben qué decir e inclusive deciden optar por ser totalmente sinceros y contar la verdad. El profesor Jared Durtschi, del programa de terapia matrimonial y familiar de la Universidad de Kansas, afirma que es mejor esperar a que los niños, por su propia lógica, descubran. Así no se disminuye la emoción, pues darles la posibilidad de creer en la magia es también dejarlos experimentar momentos de felicidad y curiosidad.

Las investigaciones sobre los efectos que tiene creer en Papá Noel son escasas. Sin embargo algunas afirman que tener una imaginación muy viva puede traer beneficios para los niños. Jacqueline Woodley, profesora de psicología y directora del Laboratorio de Investigación de Niños de la Universidad de Texas, afirma que quienes llevan vidas ricas en imaginación tienen mejores habilidades sociales.

Uno de los pocos estudios que existe sobre el tema “Encounter with reality: Children´s reactions on discovering the Santa Claus Myth” (Encuentro con la realidad: las reacciones infantiles en descubrir el mito de Santa Claus) sostiene que la mayoría de niños descubren la verdad por sí mismos a partir de los siete años. También que, cuando se da esa situación, se lo toman de forma positiva, al contrario de los padres que tienden a sentirse tristes por la nostalgia de que sus hijos están creciendo.

Cuando llega ese momento de quebrar la ilusión existe el miedo a que se enoje.  Aún así, según la investigación, es muy poco probable esa reacción. La clave para ese momento está en acompañar al menor a descubrir la verdad. Por ejemplo, preguntas como ¿qué crees sobre Papá Noel? Y que ellos respondan puede dar una pauta de qué tan cerca están de saberlo.

Si su hijo pasa los siete y aún no se ha enterado, mejor así. Eso significa que tendrá una gran imaginación y creatividad. Potencialice esas habilidades y deje que sueñe y que se ilusione.

Para el debate

¿Cómo le diría o le ha dicho a su hijo la verdad sobre Papá Noel?
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