El desarrollo sólo será posible si a través de la educación somos capaces de construir espacios incluyentes. | Foto: Freeimages.com

INCLUSIÓN

La educación incluyente es posible

La Fundación Minuto de Dios, Colpatria y la Administración Distrital desarrollan la primera alianza público privada en educación, que beneficiaría a 15 mil jóvenes de Ciudad Bolívar.

Rodrigo Pacheco*
17 de mayo de 2014

La educación no es solo un tema de calidad académica. La excelencia en el conocimiento es fundamental, pero en sociedades como la nuestra el desarrollo sólo será posible si a través de la educación somos capaces de construir espacios incluyentes.

¿A qué nos referimos? Bien lo sabemos, Colombia es un país de regiones, pluricultural, con profundas desigualdades sociales producto de la violencia, del marginamiento y de un factor del que quizá no se habla mucho: de la necesidad de articular a los sectores público y privado en propósitos comunes; en las siguientes líneas intentaremos transmitir que sí es posible trabajar conjuntamente, poniendo lo que cada quien sabe hacer bien.

Es retomar y poner en práctica el antiquísimo juego de la pirinola, aquel que el Profesor Antanas Mockus hizo visible en sus experiencias como Alcalde de Bogotá y que se resume en el “Todos ponen”. Pues bien, todos ponemos, todos podemos poner para un tema vital como la educación.

Llevar educación a quienes más lo necesitan


La responsabilidad social empresarial en Colpatria ha estado muy ligada a la educación. Participamos de programas de becas en la Universidad de los Andes para jóvenes de escasos recursos, del programa de formación de post-grados de Colfuturo y en los últimos años comenzamos a trabajar con la Fundación Minuto de Dios para la formación técnica de nuestros jóvenes colombianos.

Lo anterior era importante pero había algo en el fondo que nos llamaba a hacer más. Se miraron varias posibilidades pero no era fácil, incluso se llegó a contemplar la compra de una universidad. Tenemos mucha experiencia en el manejo de empresas y creemos que nos ha ido bien, pero en educación más allá de las ganas y del sano espíritu, muy poco.

Así que, un buen día, la experiencia con Uniminuto nos llevó a contemplar una nueva idea: si el país ya contaba con un marco legal para que el sector público y el privado puedan trabajar conjuntamente en nuevas iniciativas (las APP por su sigla de alianzas público-privadas), por qué no pensar una para el tema de educación. Hemos escuchado, visto e incluso participado en obras civiles, en infraestructura y nuevamente, ¿por qué no una en un aspecto tan fundamental para el desarrollo del ser humano como la educación? Nos dimos entonces a la tarea de materializar una APP.

Todo lo anterior surge porque con Uniminuto podíamos atender a jóvenes de Ciudad Bolívar en su misma localidad en colegios del Distrito, pero en horarios nocturnos, en lo que se denomina jornada contracíclica (cuando los estudiantes del colegio no los empleaban).

Esto como alternativa a ese gran esfuerzo que para los jóvenes de esta localidad al extremo sur oriental de Bogotá implica desplazarse hacia la calle 80, donde está ubicada la sede principal de Uniminuto o disponer de aulas prestadas por los colegios distritales de la zona.

Decidimos plantearle a la Alcaldía de Mayor una APP: el Distrito pondría un lote estratégicamente ubicado con zonas verdes y recreación, nosotros gestionaríamos los recursos para construir y Uniminuto se encargaría de enseñar.

Por las características del espacio, los terrenos, y el entorno natural, con esta APP de iniciativa privada se puede construir un campus universitario, con todo lo que ello puede representar en términos de experiencia de conocimiento, de desarrollo personal y profesional para un joven de Ciudad Bolívar.

Es claramente la oportunidad que tenemos como sociedad, para acercar oportunidades, para construir espacios de inclusión, para despertar sentimientos de pertenencia en los jóvenes, para que ellos puedan poner en práctica ese conocimiento en favor de su comunidad.

Siempre son necesarias las buenas ideas, la planeación, una óptima gestión para sacar adelante cualquier proyecto en la vida, la diferencia con las APP es que a partir de la voluntad y del buen entendimiento, podemos construir desde el trabajo en equipo, sumando saberes, experiencias y talentos.

Cuando todos ponemos, todos ganamos y somos capaces de lograr esos espacios que tanto necesitamos los colombianos para progresar como Nación.

¿Cómo va a funcionar?


La alianza público privada educativa que se tiene prevista entre la Fundación Minuto de Dios, Colpatria y el Distrito Capital, beneficiaría en los próximos cinco años a 15 mil jóvenes de Ciudad Bolívar.

El modelo de asociación trabaja bajo un concepto de sostenibilidad y en ese sentido para asegurar la viabilidad en el tiempo se concibe a partir de subsidiar el 60 por ciento de la educación de los muchachos que se preparen en el politécnico que funcionaría en la localidad.

Los espacios y el entorno de un terreno estratégico en Ciudad Bolívar donde se propone el desarrollo del proyecto, permitirían un diseño y una infraestructura bajo un concepto de campus universitario técnico, con todas las oportunidades y bondades que ello implica no solo para el crecimiento de los jóvenes, sino para la misma comunidad.

“Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”: Albert Einstein.

*Pacheco es Vicepresidente Institucional para Asuntos Corporativos del Grupo Colpatria