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CONFERENCIA

¿Cuál debe ser la educación del futuro?

Semana Educación organizó este martes un conversatorio con los rectores de los principales colegios de la capital. El objetivo fue discutir críticamente programas de pedagogía y experiencias particulares de los colegios invitados.

26 de febrero de 2016

Un mundo cada vez más globalizado y tecnológico justifica repensar los modelos de enseñanza tradicionales, sobre todo cuando el mundo avanza más rápidamente que la capacidad del hombre para adaptarse.

A fin de resolver las dudas entorno a los cambios que se están presentando en la educación, la conferencia tuvo como invitada especial a Judith Brown, decana de la Escuela de Artes y Humanidades de Minerva School y también académica de la Universidad de Stanford (California, EE.UU.). 

En conjunción con los distintos rectores de los colegios de la capital se discutieron las ventajas y desventajas de los procesos de enseñanza en los niveles escolar y universitario; entre ellos, la educación virtual, la formación para el trabajo y la internacionalización de la educación.

La formación para el trabajo y la internacionalización de la educación fueron temas en los que hubo consenso. Por un lado, se habló de la necesidad de que los estudiantes trabajen en distintas empresas o entidades al mismo tiempo en que estudian, de modo que puedan conocer de primera mano cómo funciona el mundo laboral y descubran si la formación que están recibiendo coincide con las demandas del trabajo actual.

El número de estudiantes extranjeros en las universidades también fue una preocupación. La Universidad de Oxford, por ejemplo, cuenta con un 17% de estudiantes internacionales y Minerva con poco más del 20%. Para Brown, estas cifras deben verse incrementadas, ya que promueve la interacción social a gran escala fortaleciendo las relaciones humanas, gracias a la multiculturalidad. Según uno de los rectores, esto prodría contribuir al desarrollo de una identidad ciudadana mundial, evitando nacionalismos.

La educación virtual, no obstante, levantó cierto escozor entre los intervinientes, quienes adujeron la necesidad de una formación más humana que tecnológica donde se promueva más el pensamiento crítico que el conocimiento tecnocrático.

Entre el público surgió más de un comentario sobre la necesidad de formar a los estudiantes de tal modo que, el criterio adquirido los incite a cambiar el mundo, no a adaptarse a él, sino transformarlo para el beneficio de todos. “Nuestras metas consisten en la capacidad del estudiante para innovar y en tener el coraje para hacerlo a pesar de los riesgos”, sostuvo una rectora. “Es necesario ofrecer el conocimiento como una herramienta de cambio y no de adaptación”. Para ella y quienes la apoyaron en su afirmación, las generaciones de hoy piensan solamente como robots, es decir, no cuestionan contenidos y tampoco reflexionan sobre la realidad en que viven.