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Educación

El difícil salto del colegio a la educación profesional

En sus primeros semestres, los estudiantes se encuentran con barreras que van desde lo cultural hasta lo financiero. ¿Qué se está haciendo para facilitar este paso?

7 de septiembre de 2017

Graduarse del colegio es una de las experiencias que los adolescentes esperan con más entusiasmo. Para muchos es un día de celebración por culminar con éxito el primer peldaño de su formación; sin embargo, para otros, en especial los que no tienen claro cuál será su futuro profesional, puede convertirse en una pesadilla, una situación que Daniela Ramírez vivió el día de su grado. “Mis profesores no me contaron cómo podía acceder a un crédito educativo, y tampoco sabía a qué carrera inscribirme. Solo pensé en un programa rentable y económico”, contó. Ingresó a la Universidad del Valle, con sede en Tuluá, a estudiar Ingeniería Electrónica. Pero, a pesar de ser buena en Física, su promedio en segundo semestre fue más bajo que el requerido. Daniela tuvo que retirarse de la universidad.

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En el país, 2.394.434 estudiantes estaban matriculados en educación superior en 2016, según el Ministerio de Educación. Sin embargo, hay una tasa de deserción muy alta en segundo semestre. En la educación técnica es del 32,6 %, en la tecnológica del 18,0 % y en la profesional del 9,3 %, según datos del Sistema para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior (Spadies) 2016. Estas cifras prenden la alarma sobre la dificultad a la hora de elegir una carrera, la escasa planeación de un proyecto de vida de los estudiantes, sus dificultades financieras, y, en general, la desarticulación entre la educación del colegio y la profesional.

Existen muchos casos de jóvenes que escogieron una carrera según la experiencia de amigos y familiares sin conocer su demanda el mercado laboral, las habilidades que necesita o cómo costearla en su totalidad. No han sido preparados para afrontar las dificultades que van a encontrarse, por lo que es común ver jóvenes que en segundo semestre, como Daniela, fracasan en su intento de ser profesionales.

Semana Educación le explica cuáles son las dificultades más recurrentes para que los estudiantes decidan retirarse de sus carreras, quiénes son los más afectados y qué está haciendo el gobierno y la academia para sobrepasar los obstáculos que tienen los estudiantes en sus primeros semestres de formación.  

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Las barreras para continuar una carrera

Cultural: Cuando los estudiantes ingresan a universidades ubicada lejos de sus regiones pueden tener problemas para adaptarse al clima, la alimentación y las características propias de cada ciudad. Ese choque cultural genera ansiedad y miedo, y prefieren regresar a sus casas. Esta situación es más grave con la población indígena y afro, quienes salen de sus comunidades para formarse y deben, además de enfrentarse a los retos educativos, conocer y aceptar otras costumbres, sin cambiar las suyas.

Académica: Los antecedentes formativos de los estudiantes son el principal factor para no adaptarse a las dinámicas de la educación superior. Sus debilidades en matemáticas, en lenguaje, en inglés, los hacen más propensos a sentirse frustrados y no continuar con sus procesos formativos. Necesitan adoptar estrategias para adaptarse a un ritmo de estudio mucho más exigente.

Presupuesto: Este problema se da sobre todo en los estudiantes de estratos bajos. En algunas ocasiones no tienen el dinero necesario para pagar sus carreras profesionales, y aunque existen créditos estudiantiles y algunas universidades y centros de formación cuentan con un valor de matrícula relativamente bajo, para muchos, este factor sigue siendo una fuerte barrera para no continuar sus estudios. Según el Spadies, en 2016 el 90.91% de los estudiantes matriculados en una técnica, tecnológica o superior no tenía apoyo económico de las Instituciones de  Educación Superior.

Los tropiezos en el camino de la educación profesional

Los que no continúan su educación profesional: El 70 % de los jóvenes pobres y el 53 % de los jóvenes en situación de vulnerabilidad no continúan sus estudios superiores. (Fuente: Boletín DPS Jóvenes en Acción 2014).

Los principales motivos para no ingresar a la educación superior: falta de dinero: 46,6 %; necesitan trabajar: 17,8 %; otros: 14, 5 %; debe atender a su hogar: 13,4 %, y considera que ya terminó su educación: 9,6 %. (Fuente: Cálculos de la DIS-DPS con base en la Encuesta de Calidad de Vida 2011).

¿Qué hacen los jóvenes luego de terminar su bachillerato?

Jóvenes vulnerables: 34 % sigue estudiando; 41 % se ocupa, 20 % están inactivos (ninis), y 5 % están desocupados.

Jóvenes pobres: 29 % sigue estudiando; 32 % se ocupan; 29 % están inactivos, y 10 % están desocupados. (Fuente: DPS Jóvenes en Acción 2014).

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¿Cuáles son las estrategias del Ministerio de Educación (MEN)?

Buscando Carrera es un programa diseñado en 2007 y tiene como objetivo promover la orientación de los jóvenes en la toma de decisiones sobre su trayectoria educativa y laboral a través de un test online en la página colombia aprende.edu.co. Este test se divide en tres etapas: primero, ayuda a encontrar la carrera profesional a los jóvenes que están por culminar su bachillerato de acuerdo con sus habilidades e intereses; segundo, es un programa que también está dirigido a los estudiantes que están a punto de culminar su formación y no saben a qué tipo de empleo aplicar, y por último, facilita el proceso de encontrar un programa y una universidad para quienes estén en el proceso de cursar un postgrado.

¿Qué están haciendo las universidades?

El trabajo que las universidades hacen para fortalecer las competencias de los jóvenes que quieren ingresar a la universidad sucede en la semana de inducción. Además, los exámenes de admisión, en las instituciones que los exigen, se usan para identificar las deficiencias que tienen los estudiantes. Los que necesitan un refuerzo, deben ingresar a programas complementarios durante una semana. Por ejemplo, en la Universidad Nacional a través del programas de inducción, acompañamiento en la vida universitaria o convivencia y cotidianidad, realizan talleres de hábitos de estudio, habilidades para la vida y manejo del tiempo libre para solucionar las falencias con las que ingresan al campus. Por otro lado, algunas universidades hacen alianzas con las secretarías de Educación de sus respectivas ciudades para llevar talleres, cursos y técnicas con el propósito de que no sea tan traumático el ingreso a la educación técnica, tecnológica y profesional.

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