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INMIGRACIÓN

La historia de los excluidos

Mucho se habla en la actualidad sobre el terrorismo y el peligro al extranjero, pero poco se dice sobre la soledad y la exclusión del inmigrante.

1 de diciembre de 2015

Durante el invierno, en un colegio de Montreal, Canadá, el frío era desconsolador, pero los niños igual jugaban y hablaban en el patio. Y entre el frío, a través de las heladas conversaciones, corría un niño hacia el edificio.

Al acercarse a la puerta del salón, vio la cuerda tensa, la silla en el piso, y a la profesora colgada del techo.

El desconcierto se apoderó del colegio. Los adultos trataban de esconderle la muerte a los niños, como si pudieran evitarles el sufrimiento tan solo con las manos.

En medio de la desolación, llegaba un suplente proveniente de Argelia. Se trataba de Bashir Lazhar, el protagonista de la película dirigida por Philippe Falardeau en 2011, Profesor Lazhar.

Bashir Lazhar acompañaba, con cariño y disciplina, a los estudiantes en su duelo. Mientras tanto, él, de una manera silenciosa, hacía su propio duelo, solo, en un país que no le abría del todo las puertas.

Su familia, después de haber sido amenaza, había sido asesinada en Argelia. Bashir Lazhar tuvo que huir, y al llegar a Canadá se enfrentó con la fría burocracia, ansiosa por sopesar, escudriñar y juzgar.

Los abogados se preguntaban, casi con interés científico, ¿cuáles serían los riesgos de cambiarlo de ambiente? ¿Qué tanto peligro correría en Argelia? ¿Había sido realmente amenazada su familia?

Los jueces calculaban en una balanza con un cuidado estadístico los riesgos que supondría su expatriación. Y en medio del juicio, las diferencias culturales de Bashir Lazhar, por venir del mundo árabe, empezaron a marcarlo.

A pesar de la riqueza cultural musulmana, que para el historiador, Albert Hourani, fue fundamental para el desarrollo del pensamiento de Occidente, Bashir Lazhar era visto bajo el signo de la barbarie.

Se trató, en últimas, de un enfrentamiento que terminó en la exclusión del profesor Lazhar por ser un refugiado político. Su pasado empezó a cerrarle poco a poco las puertas que apenas se le habían abierto.

La historia de Bashir Lazhar podría servir para reflexionar sobre la actualidad. Hace poco, el candidato demócrata, Donald Trump, habló en un programa de la CNN sobre los problemas de la inmigración. Propuso un duro programa para prevenirla.  Hace también pocos días, el presidente de Francia, François Hollande, presentó su reforma constitucional para luchar contra el terrorismo, con medidas tan férreas como dramáticas. 

Desde hace varias semanas, los discursos políticos invitan al temor y a la exclusión. Una apología al miedo hacia el otro que se contrapone con la película de Philippe Falardeau: una reflexión sobre la vida de los olvidados, excluidos, u odiados del extranjero.