Foto: Guillermo Torres
La capilla del San Mateo Apóstol, con cupo para 500 personas, es considerada el corazón del colegio. Foto: Guillermo Torres / SEMANA | Foto: Foto: Guillermo Torres

EXPERIENCIAS

Aprender bajo la bendición católica

La excelencia académica y la formación en valores es la apuesta del colegio San Mateo Apóstol desde hace 30 años. Así se enseña en un colegio confesional católico. Los alumnos tienen dos horas de religión a la semana: una de clase y otra de misa.

28 de noviembre de 2014

La cuarta edición de la revista digital Semana Educación se le midió al debate de la formación religiosa en los colegios y visitó ocho instituciones de distintos credos para conocer de primera mano cómo se imparte esta materia. En esta última entrega, que ya está disponible para descargar, los lectores encontrarán las historias de un colegio cristiano, uno laico y uno musulmán, entre otros.

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“De nada sirve la excelencia académica si no viene acompañada de la honestidad, el respeto y el compromiso hacia el resto de la sociedad. La formación en valores es un eje fundamental en nuestro modelo de educación para la vida”. Así describe el colegio San Mateo Apóstol su apuesta pedagógica, un modelo que educa desde los principios de la religión católica y que busca que los alumnos sean ciudadanos creyentes con una base ética sólida. La institución, que se autodenomina confesional, acaba de cumplir sus primeros 30 años.

La clase de religión se dicta con las mismas exigencias que la de química, cálculo y física. Los más de 850 alumnos del San Mateo reciben dos horas de religión a la semana: una de clase y otra de misa. A menos de que los estudiantes profesen otro credo, la asistencia es obligatoria desde transición hasta once. No en vano, el director general del colegio, Felipe Villar, insistió en que la capilla, con cupo para 500 personas, es el corazón de la institución. “Es donde podemos ejercer nuestra fe y encontrarnos con Dios. Así los niños participan activamente del ejercicio religioso”.

Además, en el colegio se celebran eucaristías adicionales por algunas festividades católicas. En mayo se reza el rosario, por ser mes de la Virgen María, y en diciembre se hace la novena. El San Mateo incluso tiene su propio capellán. “Lo más importante es que los estudiantes sepan que Jesús es actual en su vida”, explicó el profesor de religión Leonardo Aguilar, quien ha dictado esta materia por diez años. En clase trabajan el taller vivencial, que consiste en la enseñanza de la palabra y abordar las lecturas bíblicas desde la vivencia del joven y, según Aguilar, “mostrar que Jesús nos guía y nos ayuda”.

En Colombia la cátedra de religión es una de las nueve materias obligatorias de la educación básica según la Ley General de Educación en 1994. Doce años más tarde, en diciembre de 2006, un decreto estableció que todos los colegios debían ofrecer actividades alternas para aquellos estudiantes que no profesen el credo de la institución a la que asisten. Lo anterior con el fin de proteger la libertad de cultos. Sin embargo, en el San Mateo esta exigencia no se cumple cabalmente. Si bien los niños no católicos pueden faltar a las misas, el colegio no cuenta con una clase para ellos.

“En este momento, en el colegio no son más de 20 alumnos los que no son católicos y todos son protestantes. Entonces no hay un conflicto. No hemos visto la necesidad de crear otras actividades y tampoco se ha presentado la situación. Aun así, creo que debemos tener esa alternativa”, explicó Felipe Villar. Añadió que al San Mateo no llegan muchas familias “con credos radicalmente diferentes” porque el colegio “es una institución abiertamente católica y no escondemos que formamos en esos valores”. Aclaró que no rechazan a ningún estudiante que quiera entrar por ser de otra religión y siempre han fomentado el respeto hacia la libertad de cultos.

Carlos Alejandro Pérez, quien se graduó del San Mateo en el 2003, recordó que tenía una compañera mormona. “Ella no iba a misa y en general los que no creían en el catolicismo podían hacer y practicar lo que sus religiones decían. Mientras uno estaba en la eucaristía, ellos se quedaban en la biblioteca o en el salón”. Pérez precisó que para los católicos la misa no era negociable: “Tocaba ir y punto. Era una clase más”.

Santiago Barrera, egresado en 2009, sostuvo que el comportamiento en la eucaristía era parte del logro actitudinal de religión. “Si uno no cantaba le bajaban la nota, si uno no respondía el salmo o no leía, también. Además, también tocaba ir a misa los domingos y llevar la hojita que a uno le dan en las iglesias. Luego hacer una reflexión”.

Para Barrera, el catolicismo en el San Mateo no debería inculcarse de una manera tan fuerte y estricta. “Sería ideal que te dieran las herramientas para construir tu propia experiencia y así caer en cuenta de la importancia de la religión a partir de las clases. Pero es que a la fuerza eso no entra”. En este punto coincide Laura Trujillo, quien se graduó en el 2007 y actualmente estudia medicina. “La formación religiosa es buena porque no soy atea, creo en Dios y aprendí cómo orar. Pero no diría que soy súper fiel a la Iglesia católica. No me gustaba que fuera obligado porque creo en que uno debería poder formarse a su manera”.

Los egresados le agradecen a su colegio la formación en valores y el impacto que esto tuvo para sus vidas. Laura Alarcón, de la promoción 2008, rescató que en las clases de religión también se construye un proyecto de vida alrededor de la honestidad, el respeto, el compromiso, la autonomía y la solidaridad. “Estos se vuelven tus principios y marcan una diferencia en cuanto a la persona que eres y el modo en que ves la vida. Son enseñanzas prácticas que resuenan en la universidad, en el trabajo, en la familia. Te vuelves agradecido y valoras todo lo que tienes, no cultivas odios y eres emocionalmente inteligente. Eso es invaluable”, sostuvo la egresada.

En el San Mateo la excelencia académica también tiene un papel preponderante. Por eso la religión no interfiere ni riñe con los contenidos de otras clases como ciencias o educación sexual. “En San Mateo Apóstol nunca se ha tratado de tapar nada, todos tienen derecho a preguntar y todo se les responde”, explicó el profesor Aguilar. En este sentido, el director general Felipe Villar afirmó que “un niño que esté bien informado es un niño que va a tomar buenas decisiones. Entonces nuestra responsabilidad es ofrecerle a cada estudiante toda la información necesaria para que pueda decidir. Y eso pasa por todas las áreas de aprendizaje”.

En cuanto al tema de diversidad sexual Villar agregó que “en el colegio siempre rige el principio del amor y del respeto hacia el prójimo y ese prójimo es también el diferente. Como institución estamos evolucionando y llegando un punto donde no sea un tabú la diversidad sexual, pero es difícil”. Así como también es complicado el tema del pelo largo y los tatuajes por la disciplina férrea que imparte el colegio y que desde muy pequeños les inculca la necesidad de tener una presentación personal impecable, bien sea para la misa o para aprender con la bendición católica.

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