Imagen: Laura Encinales

HISTORIA

En nombre del amor

Excentricidades y grandes gestos que personajes famosos y anónimos hicieron por sus parejas.

18 de septiembre de 2014

Historias de amantes que han desafiado las convenciones sociales, la distancia, el poder y la edad. Sus actos han dejado para los románticos un legado que es fuente de inspiración.

1. Construir con las manos una escalera de 6.000 peldaños
Liu Guojiang y Xu Chaoqin


En 1940, Liu Guojiang un joven chino de 19 años se enamoró de Xu Chaoqin, una madre viuda de 29. Agobiados por el rechazo social, decidieron vivir en una cueva en lo alto de una montaña ubicada en Jiangjn, China.

Al principio todo fue duro: el terreno era agreste y escarpado. Lo que los obligó por algún tiempo a alimentarse de raíces y lo que encontraran a la mano. Liu acondicionó un refugio artesanal y bajaba de la montaña en casos de extrema necesidad, dejando confinada a Xu durante su ausencia. Para que ella pudiera bajar de la montaña, empezó a construir una escalera en piedra tallada con sus propias manos.

En el año 2006, la historia fue recogida por el Chinese Women Weekly y declarada como una de las diez mejores historias de amor del país asiático. Liu Ming Sheng, uno de los hijos de la pareja, fue entrevistado por la prensa y relató que sus padres fueron inseparables y que su padre había construido los 6.000 peldaños de la escalera para ella su madre.

Liu Guojiang murió a los 72 años de edad después de vivir en la cueva por más de 50 con su esposa Xu Chaoqin. El lugar es preservado por el gobierno local y visitado como un museo dedicado al amor.

2. Taj Mahal: el más grande monumento al amor
Shah Jehan y Muntaz Mahal


El príncipe heredero del imperio Mongol, Shah Jahan, se enamoró de la princesa persa-musulmana Mumtaz Mahal con quien se casó. Tuvieron 14 hijos y ella murió después de dar a luz al último. En su lecho de muerte, le pidió que fuera buen padre, que se casara otra vez, que le construyera una tumba y la visitara cada año en el aniversario de su muerte.

El viudo decidió hacer un mausoleo que fuera digno de su amada esposa y empezó su construcción hacia 1632, en la ciudad india de Agra. En la obra participaron más de 20.000 obreros y su edificación demandó más de dos décadas de trabajo.

Su exterior es de mármol blanco que fue transportado por elefantes desde la ciudad de Makrana a 300 kilómetros de distancia del lugar. Las piedras preciosas que adornaban su interior fueron llevadas desde otros continentes.

El emperador no encontró límites en su empeño de construir el monumental edificio. Invirtió en ello incontables recursos que lo llevaron a la ruina económica, y enfureció a su pueblo. Su hijo Aurangzeb lo derrocó y encerró en un fuerte en donde pasó el resto de su vida. Shah Jahan tuvo que contemplar su obra a través de las rejas de su celda.

Es el monumento más visitado e importante de la India en la actualidad y es reconocido como un tributo al amor.

3. Escribir más de 700 cartas de amor
Mark Twain y Olivia Langdon Clemens


Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de Mark Twain, fue uno de los más reconocidos escritores de Norteamérica. Durante un viaje por el mediterráneo, su amigo Charles Langdon le mostró una fotografía de su hermana Olivia y el escritor dijo en varias ocasiones que solo eso le bastó para enamorarse de ella.

Al conocerse personalmente iniciaron un noviazgo que llevaron en gran medida por carta, debido a los continuos viajes que el escritor emprendía como navegante del río Misisipi. Olivia rechazó la primera propuesta de matrimonio de Twain y él se propuso escribirle una carta de amor diaria hasta que cambiara de opinión. Olivia accedió a casarse después de varios años de noviazgo y su unión duró 34 años, hasta que ella murió.

En una de sus cartas, Mark Twain escribió: “Ella y yo éramos realmente una persona y no había secretos. A veces yo era esa persona, a veces ella era esa persona. A veces nos tomó a los dos juntos para constituir esa persona”.

4. Firmar un contrato de amor absoluto sin guardar fidelidad
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre


La pensadora y novelista francesa, Simone de Beauvoir, activista de la reivindicación de los derechos femeninos y representante del movimiento existencialista ateo, estudió en la Sorbona donde en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre. El filósofo se convirtió en su compañero durante el resto de su vida.

Empezaron una relación no-monógama que no se sometió ni al matrimonio ni a la convivencia. Mediante un contrato acordaron vivir juntos por dos años, tiempo en el cual su amor sería "absoluto" y el mayor valor sería la libertad, incluso la sexual. El contrato finalmente se deshizo, al respecto Beauvoir dijo:
“Revisamos nuestro pacto y abandonamos la idea de un contrato entre nosotros. Nuestra unión se había estrechado y hecho más exigente que en un principio; podía admitir breves separaciones, pero no largos viajes en solitario. No nos juramos fidelidad, pero nos sabíamos el ser más importante para el otro”.

“Éramos de la misma especie y nuestra unión duraría tanto como nosotros. Lo que nos ligaba nos desligaba; y por ese desligamiento nos reencontrábamos ligados en lo más profundo de nosotros”.

La escritora es recordada por ser defensora de la libertad sexual y por escandalizar a sus contemporáneos con sus prácticas sexuales. Beauvoir declaró que Sartre fue el mayor logro de su vida, lo acompañó en sus últimos años y al fallecer el escritor expresó: “Su muerte nos separa. Mi muerte nos volverá a reunir. Mejor así: ya es hermoso que nuestras vidas hayan encajado durante tanto tiempo”. Beauvoir muere en 1986 y sus restos descansan junto a los de Sartre, en el cementerio de Montparnasse.

Esta relación que no atendía a convencionalismos encontró su grandeza en la libertad y ausencia de egoísmo. Sus cartas son la evidencia de un amor que respetaba ante todo la autonomía.

5. Abdicar al trono
Eduardo VIII y Wallis Simpson


Cuando el rey Eduardo VIII expresó su deseo de casarse con Wallis Simpson, norteamericana y dos veces divorciada, sufrió una dura oposición de los gobiernos de Reino Unido.

El gobierno y la alta sociedad plantearon objeciones de índole religiosa, política y social. Las normas de la iglesia de la Gran Bretaña no admitían que el monarca, quien era miembro nominal de la iglesia, contrajera nupcias con una mujer separada, mientras su excónyuge estuviera vivo.

El rey abdicó a la corona en diciembre de 1936 convirtiéndose en el único monarca en haber renunciado voluntariamente al trono. Escogió el amor antes que el poder. Se casaron al año siguiente de la abdicación y permanecieron juntos por 35 años, hasta que él falleció.

6. Romper las convenciones sociales
Diego Rivera y Frida Kahlo


Magdalena Carmen Frieda Kahlo Calderón nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, México y conoció a Diego Rivera cuando él era ya un famoso artista. Frida lo buscó para mostrarle sus obras, pues admiraba tanto al artista como al hombre. Rivera también se enamoró del talento y belleza de Frida y se casaron poco después de conocerse a pesar de la gran diferencia de edad: él tenía 20 años más que ella.

Su historia de amor fue apasionada, tormentosa y muy poco convencional: se movía con facilidad entre el amor y el desamor. Diego sostuvo múltiples romances, incluso uno con Cristina, la hermana menor de Frida. Ella por su parte, sostuvo una relación con escultor americano Isamu Noguchi, entre otros más. Pero la mutua admiración los ponía siempre en un lugar privilegiado ante los ojos del otro y pese a las constantes infidelidades, oposición familiar, separaciones y reconciliaciones, Frida terminó su vida junto a él.

Gran parte de la obra de Frida es autobiográfica, reflejo de su amor, alegrías, enfermedades y tragedias. Poco a poco fue quedando postrada. Hacia el final de su vida su relación con Rivera se volvió casi platónica.

7. Excentricidades para conquistar al amor de su vida
Clark Gable y Carole Lombard


Se conocieron en un baile en 1936 cuando los dos eran ya famosos, símbolos sexuales de la época y estaban casados; Clark con Rhea Langham y Carole con William Powell. Desde su primer encuentro, Lombard, quien era reconocida como la rubia más chiflada de Hollywood, empezó su ritual de conquista con actos excéntricos y divertidos.

Para llamar la atención del hombre más atractivo y codiciado del momento, en lo que sería su segundo encuentro en un baile, Lombard, llegó en ambulancia y entró acostada en una camilla para sorprenderlo.

Para disculparse cuando tenían algún mal entendido, la actriz le enviaba a Clark jaulas con palomas blancas u otras aves. En un día de San Valentín, Lombard compró un carro viejo y lo mandó a pintar de blanco con corazones rojos y se lo envió a los estudios de la Metro Goldwyn Mayer en donde él se encontraba grabando una de sus populares películas.

Carole Lombard era una bromista empedernida y nunca tomó muy en serio el gran reconocimiento y fama de Clark Gable. Su desfachatez no encontraba límites, se burlaba públicamente hasta de los dientes postizos de “Pa”, como llamaba cariñosamente a Gable.

Lombard se retiró de sus actividades sociales y se dedicó a acompañar en sus aficiones y pasatiempos a Clark, quien finalmente se divorció de su esposa y se casó con ella a solo dos meses de terminar el rodaje de una de sus más importantes películas “Lo que el viento se llevó”. Durante su matrimonio ella nunca apaciguó su espíritu vivaz y continuó sorprendiéndolo con sus extravagantes muestras de amor.

En 1942 Carole Lombard falleció en un accidente de aviación y Clark Gable declaró que desde ese momento enfrentaría el infierno de vivir sin ella y expresó su deseo de que al morir fuera enterrado junto a quien consideró el gran amor de su vida.

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