Los aprendizajes más importantes de la niñez se alcanzan a través del juego. Foto: INGIMAGE

FORMACIÓN

“El juego libre es la verdadera necesidad del niño”

Con motivo de los 25 años de la Convención de los Derechos de los Niños, el psicopedagogo Franceso Tonucci analizó la importancia que tiene jugar en las primeras etapas de la vida.

17 de noviembre de 2014

El portal Rejuega recopiló 20 reflexiones de las conferencias que el psicopedagogo Franceso Tonucci dictó en Barcelona con motivo de los 25 años de la Convención de los Derechos de los Niños. Para Tonucci se debe comprender que cuando los niños juegan tienen la posibilidad de recortar un pedazo del mundo y manipularlo. Por eso, así ellos estén solos o acompañados saben que pueden inventar todo aquello a lo que no tienen alcance. De ahí la importancia de un juego libre que no los limite. “El verbo jugar sólo se puede conjugar con el verbo jugar”, sostuvo el psicopedagogo, haciendo referencia a que esta actividad no se trata de acompañar o vigilar.

Por eso la autonomía en el juego debe ir enseñándose progresivamente, con el objetivo de que cada vez se necesite menos supervisión. En parte también porque los aprendizajes más importantes en la niñez se alcanzan a través de esta actividad y es ahí donde resulta fundamental que los pequeños puedan explorar la libertad. Por eso la tarea de permitirles a sus hijos tiempo libre y la posibilidad de elegir los espacios donde jugar recae sobre los padres. Lo cual implica que pueda salir de casa, encontrarse con sus amigos, ir a diferentes parques, experimentar entornos distintos y conocer la ciudad.

Tonucci recordó que los padres pueden participar del juego siempre y cuando deseen hacerlo. Es decir, que no haya de por medio un sentimiento de obligación o de culpabilidad. Lo que va de la mano con entender que el tiempo no dedicado a los niños no puede subsanarse con regalos, pues lo único que se consigue es hacerlo propietarios de juguetes. Por eso, debe entenderse que un juguete bueno es aquel que sin ser nada concreto puede ser todo y así motivar su imaginación. Las pelotas, las piezas de construcción y las muñecas son un buen ejemplo.

Los padres, además, tienen la responsabilidad de lograr que cuando sus niños jueguen tengan algo que contar. De ahí parte la conclusión de que mientras el adulto juega para divertirse el niño juega para jugar. Una afirmación que cobra relevancia cuando se pone de presente que todos los niños tienen derecho al juego, una de las disposiciones que consagró la Convención de los Derechos de los Niños, aprobada por las Naciones Unidas hace 25 años.

Para conocer las 20 recomendaciones de Francesco Tonucci consulte el portal Rejuega.

Si quiere leer más artículos sobre infancia y educación, siga nuestro perfil en Twitter: @SemanaEd