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EDUCACIÓN

Invertir o no en educación, esa es la cuestión

Las personas y los países gastan cada vez más dinero en educación superior. The Economist analiza si semejante inversión vale la pena.

31 de marzo de 2015

“Imagínense  la vida sin la vacuna contra la poliomelitis o sin el marcapasos cardiaco. Piense en un mundo sin terapias avanzadas contra el cáncer o sistemas rápidos de transporte. Mejor aún, un planeta sin cosechas resistentes a las enfermedades o a la sequía, o un hospital sin unidades de cuidados intensivos”.  

Así comienza una carta publicada en el Washington Post, el 2 de mayo de 1995, dirigida a los congresistas de Estados Unidos para aumentar los fondos de investigación de las universidades. Y es que a estas instituciones se les deben sorprendentes avances que han hecho el mundo más seguro, más cómodo y más rico. 

De ahí que en los últimos años Estados Unidos haya aumentado progresivamente su inversión en educación y en investigación hasta el 2,7 por ciento de su PIB con la promesa de mayor desarrollo y crecimiento para  todos. 

Una inversión astronómica, pero ¿vale la pena?  El último número de la revista británica The Economist dedicó su portada a reflexionar sobre esta pregunta. Asegura que para los universitarios la tasa de retorno es muy favorable. Sin tener en cuenta a África subsahariana, un estudiante percibe en promedio un incremento del 14 por ciento en sus ingreso por cada año adicional de educación superior.

En América Latina el panorama es mejor y esta ganancia llega a un 16 por ciento. En general, explica el semanario inglés, el retorno a la educación superior es mayor en los países pobres que en los ricos. 

Por eso no sorprende que el número de estudiantes de nivel universitario esté creciendo más rápido que el PIB mundial. Según The Economist, la matrícula de los estudiantes crece más rápido que la compra de carros. 

A nivel global, en las dos últimas décadas, el número de inscritos subió del 14 por ciento al 32 por ciento de la población joven. En China, el número de estudiantes creció de 1 a 7 millones entre 1998 y 2010. Actualmente el país asiático produce más graduados que Estados Unidos e India, juntos.

Sin embargo, The Economist señala que aunque los individuos disfrutan de un rendimiento razonable para su inversión en la educación superior, no está tan claro si estos beneficios se expanden a toda la sociedad.

En los últimos 20 años los costos de la educación superior se han duplicado y si bien las nuevas tecnologías ofrecen la promesa de hacer la educación más económica y accesible, las universidades se resisten a adoptarlas, agrega la revista.

“La gran pregunta es si la sociedad debe invertir en tener más graduados para aumentar su productividad o si estos títulos no son más que un mecanismo diferenciador para los empleadores entre los graduados, supuestamente más inteligentes, y los no titulados. Si es así entonces los estados no deberían financiar estos títulos”, concluye la prestigiosa publicación.