¿Quién quiere clase de religión?

La Ley General de Educación de 1994 obliga a los colegios del país a dictar y evaluar religión como una materia en los colegios. Cada institución es libre de escoger los contenidos y profesores, y aunque en su momento la norma causó polémica, el derecho fundamental a la libertad de cultos consagrado en la Constitución fue el principal argumento para mantener en pie la formación religiosa dentro del currículo.

Para la cuarta edición de la revista digital Semana Educación, la publicación se preguntó si, más allá de lo que dice la ley, los estudiantes deberían recibir clases de religión en el colegio.

Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado de la Corte Constitucional y uno de los dirigentes del Polo Democrático Alternativo, se animó a responder esta pregunta. Para el excandidato a la presidencia, “la creencia no es objeto de demostración ni de verificación sino de aceptación por un acto de fe, que nada tiene que ver con la razón ni con la experiencia que son las fuentes del conocimiento intersubjetivo”. Para Gaviria las clases de religión no deberían ser un espacio para “adoctrinar al niño y al adolescente” porque, según él, eso iría en contra de la razón y el sentido común.

Otros como Darío Silva-Silva, pastor de la iglesia cristiana Casa Sobre la Roca, creen lo contrario. Para él, “la ética protestante consagra, en forma clara, las reglas que permiten una sociedad próspera en todos los sentidos”. De ahí que Silva considere que la religión no solo es un elemento más, sino la base de la educación en la escuela.

Ese principio cambia abre un nuevo debate. Los profesores, dice Gaviria, deberían acercar a los estudiantes a libros críticos que cuestionen el papel de la religión en la sociedad. Silva, en cambio, opina que “el pedagogo, antes que profesional de la educación, es siervo de Dios y dará cuentas a Aquel que fue llamado Maestro”.

La cuarta edición de la revista digital Semana Educación contrasta estas y otras opiniones para entender cuál es el papel de la religión en la vida escolar, así como cuál podría ser su horizonte.