¿Para qué sirven los textos escolares? | Foto: Elízabeth Jiménez/Semana

ÚTILES ESCOLARES

¿Para qué sirven los textos escolares?

Entre los útiles más costosos están los libros de las diferentes asignaturas. ¿Cuál es su pertinencia?

18 de febrero de 2016

Mucho se ha escrito sobre los abusos en las listas escolares. El Ministerio de Educación le ha advertido a las familias y las ha convocado a denunciar los incumplimientos en las normativas sobre las tarifas de matrículas y útiles escolares. Y debido al seguimiento de los medios de comunicación sobre los excesos ocurridos en algunos colegios, los padres ahora están prevenidos. Pero la atención suele centrarse en los costos, sin preguntarse sobre la calidad y la pertinencia de los materiales asignados. El precio preocupa más que cualquier cosa y se juzga con la misma firmeza la compra de plastilina y la de libros escolares.

Sin embargo, por más que las listas escolares afecten la economía familiar, y que sea necesario denunciar los abusos, hay que evaluar de una manera diferente a los libros con los que los niños trabajarán durante todo un año. A finales del año pasado, numerosos medios describieron la investigación realizada por la Cámara Colombiana del Libro, que tuvo como muestra 5.210 colegios públicos y privados, y en la que se concluyó que el uso textos escolares afectaba los índices de calidad. Según su estudio, entre los 500 colegios con mejores resultados en las Pruebas Saber, el 81% usan libros de texto; mientras que entre los 500 peores, solo el 2%.

La investigación de la Cámara Colombiana de Libros aporta luces, pero no cierra la discusión sobre la utilidad de los textos escolares. Entre los 500 colegios primeros en los resultados, el 95% son privados. Entonces, escoger como criterio la exigencia de textos deja de lado muchas variables. Por ejemplo, la preparación de los docentes, el número de horas de escolaridad, y la brecha en términos de calidad entre los colegios públicos y privados. No obstante, la discusión que ha despertado el estudio es útil, en especial ahora que ha empezado el año escolar. Semana Educación le expone argumentos a favor y en contra de los textos escolares.  

A favor

Cuando no se dispone de textos, los estudiantes dependen de las capacidades del maestro para transmitir con claridad los contenidos de las asignaturas. El problema es que se asume que los profesores tienen una buena formación. Sin embargo, aunque esta sería una condición deseable, no siempre sucede: los resultados de las evaluaciones de alrededor de 80.000 profesores realizada por el Ministerio de Educación, demostraron que sus conocimientos no siempre son satisfactorios, en especial en Matemáticas y en Inglés. En este sentido, los libros de texto representan una guía didáctica que le sirve a los profesores para explicar los contenidos de las materias, y también le suministran información a los estudiantes para complementar y contrastar lo que han recibido del profesor.

Por otra parte, así todos los maestros estuvieran en la capacidad de exponer adecuadamente sus asignaturas, los libros de texto contribuyen a nivelar los diferentes procesos de aprendizaje. No todos los estudiantes aprenden con la misma rapidez, ni tienen las mismas habilidades, entonces sí solo dependen de los conocimientos transmitidos por el profesor, será inevitable que algunos queden rezagados o que el maestro tenga que repetir varias veces. Así que según la educadora María Victoria Álzate, los libros le permiten a los estudiantes consultar los temas en la casa y en el colegio, y le permiten repasar de acuerdo al ritmo de cada uno. Además, de acuerdo con la educadora, los textos facilitan a los profesores descargarse por unos minutos, para poder revisar y asistir a los jóvenes que no han comprendido.

Las áreas básicas como Matemáticas, Lenguaje, Ciencias, Sociales e inglés requieren de un material estructurado de contenidos para favorecer los procesos de aprendizaje.

Críticas

Hay materias que por su particularidad se dificulta estudiarlas con un libro de texto único, por ejemplo Filosofía, Semana Educación le ha preguntado a Jorge Rincón, profesor de esta asignatura del Liceo Juan Ramón Jiménez, sobre los libros de texto para la enseñanza. En su opinión, los manuales tienen un problema de enfoque pedagógico: buscan, casi que de una manera enciclopédica, exponer las ideas centrales de los pensadores de una manera simplista. La dificultad está en que los textos en vez de plantear problemas que podrían angustiar a los jóvenes se enfocan en cubrirlos con conocimientos generales.

Otra limitación de los textos escolares es que le imponen a los maestros un orden, una secuencia, y disminuye su libertad de cátedra. Los contenidos, en cualquier área, seleccionan y jerarquizan. Por ejemplo, escoger enseñar historia griega en vez de persa, analizar la monarquía francesa y no el imperio de Malí, o explicar la Revolución Francesa en vez de la Rebelión Taiping en China, es desde arbitrario, y trae consigo una concepción cultural en la que Europa es central. Al seleccionar un contenido, se deja de lado otro, y si se vuelve obligatorio un libro de texto, se corre el riesgo de crear una cultura oficial.

Sin duda el debate debe superar el discurso si los libros son caros o no, lo pertinente en saber qué calidad tienen, cuánto aportan a la educación y tener en cuenta que para  construir una sociedad más educada es fundamental desarrollar procesos de lecto- escritura que requieren de hábitos de lectura y por ende de los materiales para leer.