| Foto: León Darío Peláez

OPINIÓN

¡Siéntense a dialogar de una vez!

Se cumplen 36 días del paro de maestros en medio de la indolencia de Fecode y las respuestas simplistas e inoportunas del gobierno.

Ciro Parra Moreno*
15 de junio de 2017

Ha transcurrido más de un mes desde que el magisterio anunciara el cese de actividades. Una realidad que no solo refleja la poca capacidad de negociación del gobierno, sino la falta de estima que tiene el gremio de los educadores a millones de familias colombianas y lo indolentes que son con sus problemas cotidianos.

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El argumento del Ministerio de Educación, respaldado por el presidente Santos, resulta simple y contundente: no hay plata. El magisterio, por su parte, está pidiendo una solución estructural al problema del financiamiento de la educación pública, que incluye la cuestión salarial y de seguridad social de los maestros, la construcción de nuevos colegios, los costos de la implementación de la jornada única y la alimentación escolar; sin dejar de mencionar los planes de formación continua de los profesores y los costos de la renovación de la planta docente nacional.

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No nos digamos mentiras, el problema es muy complejo, por lo tanto, la única manera de abordarlo es de modo fragmentario. Es decir, por partes, pero dentro de una política integral y de largo aliento.

Diseñar esa política debe ser la tarea del Ministerio de Educación con la participación de todos los agentes del sector. Este trabajo requiere una cartera estable que constituya equipos de trabajo con criterios técnicos y les dé continuidad. No como la que ahora existe.

No parece que un paro de maestros, por justificado y bien intencionado que sea, pueda lograr soluciones estructurales. Aunque alcance reivindicaciones laborales justas y aspiración válida de todos los educadores, genera grandes traumatismos a gran parte de la población del país, con el riesgo de generar un efecto adverso al movimiento sindical. Más aún cuando no se logra comunicar con claridad y oportunidad a los padres de familia y a la sociedad en general los motivos de la protesta.

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No hay soluciones fáciles a problemas complejos. Las soluciones simplistas con el paso del tiempo solo contribuyen a empeorar las cosas. Pero igualmente, no hay posibilidad ninguna de alcanzar un arreglo entre las partes de una contienda civilizada si no se parte de un diálogo abierto, sin amenazas, con la disposición de escuchar y de flexibilizar posiciones, y que concluya, no solo en compromisos, sino también en acciones concretas de parte y parte.

Confiamos todos los colombianos en que los maestros, representados en sus líderes sindicales, sepan ser ejemplares y actúen con la prudencia, la fortaleza y preocupación de patria, propias de su condición de educadores a quienes confiamos la formación de las nuevas generaciones. Todo ello con el objetivo de llevar a buen término la negociación con el gobierno.

De otra parte, conviene recordarle a la ministra de Educación y al presidente de la República que solo será posible lograr la meta de “Colombia la más educada de la región en 2025” si se invierte en el sector educativo y, más concretamente, en la formación de los profesores y en su justa remuneración. Esta es la primera condición para que esa meta sea una realidad y no otro eslogan populista de campaña política que se lo lleva el viento.

Y ante el argumento simplista e inoportuno del gobierno de que “no hay recursos”, mi respuesta es la siguiente: búsquelos, esa es su función como gobernante de turno. El país lo eligió para superar este tipo de retos.

*Decano de la Facultad de Educación de la Universidad de La Sabana

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