| Foto: Creative Commons

ENTREVISTA

Aprenda cómo desarrollar juegos como PokemonGo y más

Semana Educación entrevistó a Freddy Vega, uno de los creadores de Platzi, la principal plataforma de educación online que está revolucionando Latinoamérica a la hora de aprender sobre programación y marketing.

13 de septiembre de 2016

Semana Educación (S.E.): ¿Cómo surgió la idea de Platzi?
Freddy Vega (F.V.): Hace 12 años creé una comunidad de gente dedicada a compartir tutoriales y artículos por Internet para que entre todos aprendiéramos. No tenía objetivo de ser un negocio, pero eventualmente se convirtió en uno.  Llegamos a tener 3 millones de visitas mensuales. En paralelo, mi socio Christian Van Der Henst trabajaba en un proyecto personal y aparte, en conjunto con el Ministerio de Educación de Guatemala, le enseñaba a los indígenas guatemaltecos cómo usar Internet. Creó, de hecho, un bus y lo llenó de computadores para llevarlo por todas las regiones de su país. Christian y yo compartimos las mismas ideas sobre cómo cambiar la educación con el uso de la tecnología, entonces para el 2011 hicimos un viaje juntos y en él discutimos sobre cómo podíamos hacer para que las personas prefieran aprender por internet para llevar los conocimientos fuertes que hay en Europa y Sillicon Valley a América Latina. Creamos así  Platzi, con el objetivo de acercar a la gente de nuestra región las carreras que aquí no existen.

S.E.: ¿Cómo llegaron entonces a consolidarse como una de las plataformas de aprendizaje en línea más fuertes?
F.V.: Lanzamos la primera versión de nuestra plataforma en enero del 2013, hacíamos cursos virtuales y presenciales en paralelo. Pensaba que iba a tener 100 estudiantes en el primer curso, pero llegamos a tener 1.000 y al día de hoy tenemos 300.000 estudiantes alrededor de todo el mundo. Hemos dado 60 cursos en español y otros 20 en inglés, de todo tipo de tecnologías: partiendo del diseño, la programación, el marketing y los negocios online. Tratamos así de conectar a nuestros estudiantes, más que con profesores, con profesionales de la industria que hacen esto día a día y que les cuenten cómo funcionan sus carreras y cómo construyeron lo que tienen hoy. Nos ayudó mucho que nuestros profesores eran personas del medio y que miles de personas en todo el mundo se conectaban desde cualquier parte para asistir a nuestras clases y tener feedback e interactuar. Nuestra clase más exitosa hasta ahora ha tenido 60.000 estudiantes al mismo tiempo. Lo que hacemos es que funcionamos como una suscripción por cable, el usuario paga una mensualidad y tiene acceso a todos nuestros cursos; pero también tenemos cursos gratis: como el de programación básica. 

S.E.: ¿Cómo son sus estudiantes y cómo se relacionan con ellos?
F.V.: Nosotros tenemos internamente en Platzi un sistema de señales y estadísticas que nos permite detectar cuando un estudiante es increíble. Lo vemos cuando los estudiantes completan exámenes, ayudan a sus compañeros, comparten guías y escriben tutoriales; vemos eso como una señal muy interesante. En un caso comenzamos a ver un estudiante muy participativo que completaba los cursos de una manera rápida y sorprendente. Decidimos contratarlo, porque así es como reclutamos a la gente de nuestro equipo, lo contactamos y cuando llegó a la familia resultó ser un chico de 12 años. Él nos dio una lección muy fuerte, pues cuando estamos haciendo educación de este estilo normalmente subestimamos el poder de los niños de conectarse al mundo de la tecnología y crear. En nuestras estadísticas hemos visto también que, dependiendo del país,  del 10% al 15% de nuestros estudiantes graduados, crea su propia empresa y en otros casos, el 80% obtiene un mejor empleo, o un mejor salario. 

S.E.: ¿De dónde vienen sus estudiantes?
F.V.: La mayoría de nuestros estudiantes vienen de México, Colombia, España, hispanohablantes de Estados Unidos y luego están el resto de países de Latinoamérica. El siguiente país sería Perú, Chile, Argentina y Uruguay. Luego vienen los países de Centroamérica y el resto de Suramérica. Una cosa muy particular es que tenemos varios estudiantes venezolanos en nuestros cursos que no son pagos, pero cuando nos contactan para que los ayudemos, hacemos nuestro mejor esfuerzo por brindarles el material sin ningún costo. Luego vienen los países donde se habla inglés: Estados Unidos es el país donde tenemos más estudiantes, aunque también hayamos visto un crecimiento sorprendente en Japón, Kazajstán, Ucrania, Pakistán, India, Inglaterra, Francia y todavía falta muchísimo, hay un camino gigantesco por recorrer. 

S.E.: ¿De dónde surgió la idea de enseñar programación y marketing a través de una metodología virtual?
F.V.: Dentro de Platzi, creémos que la educación en tecnología es la forma de mayor impacto para causar un cambio económico en los países en donde nosotros trabajamos. Tenemos una oficina en Bogotá con más de 45 empleados que provienen de 13 diferentes países. El 80% de ellos son graduados de Platzi, han estudiado con nosotros y así los conocimos. De lo que nos hemos dado cuenta es que son personas que si no fuera por Platzi no estarían en la industria, muchos de ellos son personas de algún pueblo o región lejana. Para mí, enseñar tecnología se convierte en algo mágico porque no importa la situación social o económica en la que la persona está. Una persona puede ser rica o pobre, tener cualquier tipo de computador, sin importar las características, puede crear una aplicación de clase mundial y aplicar a los mejores empleos que existen en el planeta simplemente dedicando tiempo. Entonces, la razón por la cual creamos nuestro curso de programación básico de manera gratuita es porque creemos que si una generación entera aprende a programar, Latinoamérica se va a volver una potencia increíble en tecnología. Esto ya pasó en otros casos, pasó en Israel que se convirtió en una potencia en tecnología y tiene un PIB inferior al de Colombia. Lo único que falta es interés de enseñar estas cosas, cuando haya una generación con la capacidad de dominar la programación, será capaz de consumirla y crearla a su antojo. 

S.E.: ¿Quién certifica sus cursos para que tengan validez?
F.V.: Como somos una empresa que enseña para toda Latinoamérica, España y otros países, no hay ningún ente regulador que abarque todo el mundo. Lo que sí hay son empresas certificadoras. Hemos, por ejemplo, trabajado de cerca con Microsoft para dar cursos oficiales de sus tecnologías. También hemos trabajado con Adobe, Amazon y sus servidores y muchas empresas de este estilo. En el lado del emprendimiento, nos hemos unido a las fuentes más importantes  de startups que hay en el mundo. Por otro lado hemos estado muy cerca con el Ministerio de las TIC y siempre hemos estado involucrados en este ecosistema de emprendimiento. No existe un ministerio de Educación o secretaría que tenga el alcance global  en las carreras que nosotros estamos haciendo, porque mucho de lo que enseñamos se está inventando. Además, hay una gran paradoja entre tecnología y educación, pues una gran estructura académica requiere una gran inversión de tiempo, pero la tecnología no se mueve a ese ritmo. Efectivamente no vamos a reemplazar la academia tradicional, lo que nosotros hacemos es tomar gente con muchas ganas de aprender conocimientos técnicos y prácticos. 

S.E.: ¿Han tenido contacto con el Ministerio de Educación?
F.V.: Nosotros hemos hablado con la Secretaría de Educación de Bogotá, con algunas organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a la educación que existen en México y tenemos universidades en España que han avalado nuestros certificados.

S.E.: ¿En materia de cursos, qué están haciendo en este momento?
F.V.: Por ahora nos estamos enfocando en tres cursos que creemos que son el futuro de nuestra industria, uno es un curso de Machine Learning, es decir de inteligencia artificial; el segundo es una colección de cursos de Seguridad Informática; y el último es un curso de desarrollo de videojuegos, ahora es más fácil que nunca desarrollar juegos extremadamente complejos. Por ejemplo, la revolución de PokemonGo es un juego que no es tan difícil de hacer , en dos o tres meses un equipo pequeño de personas puede ejecutar y tener un impacto masivo.