El proyecto piloto ‘Escuela de la Segunda Oportunidad’ inició en la ciudad de Marsella, al sur de Francia, en 1997. | Foto: Cortesía Escuela de la Segunda Oportunidad.

MUNDO

Todos merecen una segunda oportunidad

En Marsella se desarrolló un proyecto hace 20 años para que los jóvenes que desertaron del colegio retomaran sus estudios. En la actualidad tiene 46 sedes y más de 15.000 estudiantes.

23 de octubre de 2015

Personal de la Escuela Segunda Oportunidad se desplaza por las calles de Marsella, ciudad portuaria al sur de Francia y ruta comercial con países mediterráneos, buscando aquellos jóvenes en situación de pobreza, exclusión social, drogadicción que hayan renunciado a la educación bachiller. Después de encontrarlos solo necesitan un poco de motivación.

Este proceso lo viene haciendo la escuela desde 1996. Un año después que la Comisión Europea adoptara el ‘Libro Blanco de Enseñanzas y Aprendizaje’, en el que se incluyó la propuesta de crear los llamados dispositivos de segunda oportunidad de la comisaria Edith Cresson, la única mujer que ha ocupado el cargo de primer ministro de Francia.

La escuela surgió entonces como una herramienta para invertir en educación y reducir el número de jóvenes que abandonaron por diversos motivos la escuela. Este objetivo se fortaleció en marzo de 2000 cuando el Consejo Europeo, reunido en Lisboa capital de Portugal, se propuso para el 2010 disminuir a la mitad el número de personas entre los 18 y 24 años en esa situación.

El plus de la segunda oportunidad es que se basa en un modelo pedagógico completamente individualizado. “Este sistema no cuenta con un modelo de calificaciones. El estudiante va superando los niveles según su propio ritmo. Funciona como en las artes marciales con los cinturones de color según el grado de conocimiento que tenga”, explicó Guilles Bertrand, primer vicepresidente de Segunda Oportunidad en Marsella. Agregó que “dos tercios del curso son de enseñanza y un tercio es de práctica. Nosotros ayudamos a los jóvenes a conseguir prácticas según su proyecto de vida”.

Cada estudiante tiene tres personas que se encargan de capacitarlo para que pueda enfrentar la vida laboral. Un docente que le refuerza competencias básicas como la escritura, computación y matemáticas; otro que es el encargado de guiar al estudiante en procesos de selección de las empresas: realizar la hoja de vida, presentar entrevistas, etiqueta; y, finalmente, el mediador. Este ayuda en temas sociales, como superar adicciones, solucionar problemas familiares, integración social y problemas de higiene entre otros.

Entre los resultados del proyecto está que aproximadamente el 70 por ciento de los jóvenes que participa en él consiguen trabajo al terminar o vuelven a los estudios. “Regresan al bachillerato o a un técnico”, dijo Bertrand. También explicó que “en general los estudiantes salen a trabajos técnicos. De la escuela salen con un diploma que certifica competencias que han validado durante los nueve meses. A través de esto reconstruimos vidas paso a paso y ayudamos a que consigan un trabajo, que es lo que ellos necesitan”.

Segunda Oportunidad se ha expandido en Francia. Actualmente tiene 46 sedes y más de 15.000 estudiantes. En la zona del Mediterráneo, tiene una sede en Barcelona, tres en Túnez y Marruecos, y dos en Argelia. Además está en proceso para llegar a Egipto.