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EDUCACIÓN

Tiene dudas sobre el registro calificado, SEMANA le explica

Para que una institución de educación superior pueda ofrecer un pregrado o posgrado, debe contar con este registro. Sin embargo, las demoras y la falta de neutralidad hoy ponen en jaque un sistema más que necesario.

6 de marzo de 2018

El primer requisito que debe cumplir cualquier institución de educación superior en el país que quiera ofrecer un pregrado o posgrado es el registro calificado de sus programas. Este es un requisito indispensable para garantizar la calidad educativa a nivel nacional.

Sin embargo, esta licencia, por la que las universidades se someten a un proceso largo (pueden ser años) de minuciosa verificación de su infraestructura, docentes, programas curriculares, desarrollo de investigación, entre otros aspectos, está siendo fuertemente criticada por la académica que exige urgentemente su actualización.

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Desde que se reglamentó en 2008, la intención del Estado es que las universidades públicas y privadas demuestren y aseguren las condiciones de calidad de sus pregrados y posgrados durante los siete años en los que tiene vigencia este registro. Pero lo que sugiere la norma es muy distinto a la realidad que hoy viven las instituciones de educación superior. Así lo han expresado diferentes rectores de universidades del país, quienes aseguran que este sistema, creado hace más de 10 años como un modelo único en América Latina, hoy por hoy no da abasto.  

Por un lado, existe una preocupación por los tiempos de entrega del registro calificado, ya que puede tardar años, creando una barrera en el acceso e impactando económicamente a las instituciones ya que no pueden empezar sus procesos de matrícula. Y por otro lado, la comunidad académica no está segura de la calidad de las personas responsables (pares académicos) de emitir juicios sobre sus programas, ya que muchas veces son docentes sin experiencia.  

Este malestar lo comparte José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, quien expresa además que, “el sistema no ha tenido la dinámica, la flexibilidad y el ajuste necesario frente a nuevas realidades como el aumento de programas académicos que buscan un registro”.  Por eso propone una revisión profunda del modelo para conocer su verdadera capacidad e identificar si responde a los criterios de calidad que se utilizan hoy en la educación superior en el mundo.

Hace poco el Observatorio de la Universidad  Colombiana, fundado por Carlos Mario Lopera, alertó sobre presuntas irregularidades en  la Comisión Nacional Intersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación (Conaces), encargada de evaluar y presentar recomendaciones para el otorgamiento o renovación de los registros calificados. “De forma silenciosa sin que nadie se atreva a hacerlo público, algunos miembros de la Sala de Conaces enfrentan serios problemas ante la Fiscalía General de la Nación por tráfico de influencias, manejo irregular de los procesos y enriquecimiento indebido. Más condimentos en esta peligrosa mezcla: Que se haya conocido que un solo "conasero" ha cobrado por honorarios 762 millones de pesos en tres años y que otros también han devengado cifras entre 300 y 500 millones”,  asegura el portal en una noticia publicada el 4 de febrero de este año.

Semana Educación le explica cuáles son las preocupaciones puntuales de la academia, que podrían llevar a que Conaces incumpla las condiciones de calidad que a la vez exige. 

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Revisión de los documentos:

En el proceso de obtener un registro calificado, el primer paso que dan las directivas de una universidad es el envió de su autoevaluación a través de la plataforma web Sistema Atención al Ciudadano (SAC). En esta autoevaluación se ofrece toda la información del programa. Sin embargo, el rector de una universidad que prefirió no dar su nombre, asegura que las personas encargadas de revisar los archivos no tienen conocimiento de los criterios para aceptar o devolver la documentación. “Muchas veces no revisan los documentos que se les envía y piden documentación que ya fue anexada”.

Demoras

En caso de que el SAC acepte la documentación de la institución, otro calvario podría comenzar.  De acuerdo con algunos directivos de programas que se sometieron al proceso de registro calificado, mientras Conaces busca los pares académicos, los programas que se quieren ofertar no pueden abrirse al público. El cálculo es sencillo: si no ingresan estudiantes tampoco hay ingresos de dinero.

Pares académicos

Esta es quizás la molestia más recurrente entre las instituciones de educación superior. Muchos dudan de la neutralidad de los juicios emitidos por los pares académicos, quienes deben dar cuenta de los errores y aciertos de cada programa. Esto se debe, en gran medida, a que son docentes que vienen de otras universidades y olvidan que representan al Ministerio de Educación y no a sus propias instituciones. “No son neutrales, quieren replicar en la universidad que están evaluando lo que hacen en su campus”, expresa un rector que prefiere permanecer en el anonimato.

También existen denuncias de que los pares no tienen experiencia en la modalidad que están evaluando. Por ejemplo, un programa a distancia necesita su registro calificado, pero envían a un académico que no ha tenido ningún acercamiento a la modalidad virtual. Para corregir este tipo de desaciertos se necesita un proceso adecuado de preparación y selección de estas personas pues “muchas veces sus reportes no son muy productivos ni rigurosos”, asegura José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario.

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Criterios de calidad

De acuerdo con el decreto 1075 de 2015, en la sección que establece las condiciones para obtener el registro calificado, se pueden leer los criterios para considerar si una universidad lanzará al mercado un programa académico de calidad. En algunos de los requisitos se menciona la necesidad de docentes con maestrías y doctorados, infraestructura idónea, programas curriculares acorde con la misión, desarrollo de grupos de investigación, entre otros. Sin embargo, algunos directivos opinan que estas condiciones de calidad son interpretadas de manera muy subjetiva tanto por los pares académicos como por los consejeros. Estos últimos son quienes, finalmente, dan la aprobación para otorgar un registro calificado y hacen parte del Consejo Nacional de Acreditación. Según dicen, a algunas universidades les exigen estos criterios, mientras que a otras no.

Este artículo hace parte de la edición 31 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior, suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.

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