| Foto: John Hamon/SEMANA

EDUCACIÓN

Me declaro hoy sin voz, sin aliento: la protesta del rector de la Universidad Pedagógica

Descalzo, Adolfo Atehortúa, inició en la mañana del jueves una huelga de hambre y silencio para evidenciar el descontento de la universidad frente a la discusión de las violentas protestas de los últimos días. "No somos terroristas", alegan.

15 de marzo de 2018

A las siete de la mañana, Adolfo Atehortúa, rector de la Universidad Pedagógica, se quitó los zapatos, sintió el frío de la loza que cubre el piso y caminó con paso firme hacia el pupitre que lo esperaba justo en frente de los salones que habían quedado destruidos después de la fuerte manifestación del 6 de marzo.

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Vestido con una sudadera completamente azul, se arrodilló frente de las cartulinas que posaban en el suelo y empezó a escribir en ellas las palabras que salieron de su descontento, “por la defensa de la UPN y su campus, por el respeto a la vida, me declaro hoy sin voz, sin aliento”.

Pasaron las horas desde que inició su ‘grito escrito’, sin probar comida alguna ni pronunciar una sola palabra permaneció allí, sonriendo espontáneamente cada vez que se acercaban a pedirle una foto o a felicitarlo por su acto.

Detrás de él, una escultura que sobresalía de la pared vigilaba su vehemente postura, las botellas de agua que permanecían a su lado aliviaban su sed y sus pies, ya polvorientos, se mantenían firmes en el suelo.

Dos noches atrás, Atehortúa había tomado la decisión de iniciar una huelga de 12 horas, que evidenciara la posición de la universidad frente a la discusión causada por la última manifestación que dejó cuatro personas heridas y varios lugares de la institución y sus alrededores completamente destruidos.

Tras esto, Enrique Peñalosa había planteado la posibilidad de una intervención policial en la Universidad como medida para contrarrestar estos actos, sin embargo, estas declaraciones generaron un descontento dentro de la institución. En respuesta, el rector había aceptado una intervención, solo si ella era en término presupuestal para ayudar a brindar educación de calidad a sus estudiantes.

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La huelga es el rechazo a los actos violentos que se han cometido dentro de la universidad, una búsqueda de mejores mecanismos de protesta por el respeto de lo público, por la comunidad educativa, la paz y por la vida.

Para ellos es desafortunado que este tipo de actos hayan opacado, casi por completo, la trayectoria académica de la institución. Según Ricardo Agudelo, coordinador de comunicaciones y quien estuvo encargado de la vocería del rector, es importante resaltar el trabajo que internacionalmente está realizando la universidad de la mano de todas las instituciones pedagógicas del mundo en la creación de estrategias y alternativas de educación. También exaltar el hecho de que todos sus programas están acreditados en alta calidad y que los resultados anuales en sus pruebas Saber Pro están dentro de las mejores del país.

Para los estudiantes y profesores es admirable ver a su rector en esta situación, para la docente Zulma Martínez, es normal evidenciar actos simbólicos con los que a través de ellos toman partido frente a situaciones que los afectan directamente, sin embargo, le sorprendió la decisión de Adolfo Atehortúa, “hay que apoyar al rector porque es un acto digno en defensa de la universidad pública. La comunidad académica lo respalda completamente”.

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En el pasillo, que en la tarde permanecía repleto de personas, no solo estaban expuestas las carteleras que el rector escribió. También se sumaron estudiantes que valoran la intención de Atehortúa. Ellos completaron el mural que llamó a la manifestación pacífica: “que nuestro campus sea escenario para la circulación de ideas, para el saber y el conocimiento. Para la vida y no para la guerra”.