ELECCIONES 2010

Así juegan los alfiles uribistas el ajedrez político

Juan Manuel Santos: en posición de arranque. Germán Vargas: al ataque. Noemí Sanín: sorprende en las encuestas. Arias: de capa caída.

23 de febrero de 2010

Desde el día en que el magistrado Humberto Sierra pidió la inexequibilidad del referendo reeleccionista, las candidaturas de los sectores uribistas se pusieron en posición de salida, y más aún, luego de la cadena de reveses del Gobierno en los últimos días que incluyen el descontento por la emergencia social, el pliego de cargos de la procuraduría a Bernardo Moreno – secretario general de la Presidencia y las denuncias de HRW sobre las nuevas bandas paramilitares.

“El Gobierno escogió un muy mal momento para la declaración de la emergencia social. Eso le ha dado ventajas a los candidatos contradictores de Uribe, es como si jugara con un póker destapado”, dijo a Semana.com el director del grupo de investigación de partidos políticos de la Universidad Nacional, David Roll.

Así las cosas, en medio del descalabro y la incertidumbre por el futuro de la reelección, uribistas como Juan Manuel Santos (jefe de La U) da muestras de no poder esperar más tiempo para hacer campaña; Germán Vargas (jefe de Cambio Radical) se vuelve crítico de las políticas del Gobierno; Noemí Sanín, promotora de la primera reelección asciende en las encuestas, pese a las críticas del Gobierno que la acusan de traidora; y, Andrés Felipe Arias se mantiene su fidelidad a Uribe, pero su popularidad disminuye.

Para el analista político Francisco Gutiérrez, los candidatos del uribismo todavía están entre la espada y la pared, pues no pueden ser muy críticos de Uribe, pero si quieren despegar necesitan demostrar que son distintos al Presidente.

“El problema de cualquier candidato que quiera hacer un capital político solo es que si se enfrenta con Uribe tiene unos costos políticos muy altos, porque él no acepta sino lacayos. Eso no se había visto. Antes, al candidato del Presidente se le permitía un mínimo de crítica al Gobierno para que se pudiera diferenciar en algo”, dijo Gutiérrez.

Santos en posición de arranque

En los últimos días ha sido más notorio que el ex Ministro de Defensa resolvió la encrucijada del alma que lo aquejaba. Aunque todavía no ha anunciado su aspiración presidencia, con el paso del tiempo parece más un candidato que un espectador de la contienda electoral.

La semana pasada reconoció en Caracol Radio que “las posibilidades de que el referendo pase en la Corte se han disminuido”. Además, dio varias opiniones que podrían interpretarse como un atisbo de distanciamiento del Gobierno.

Por ejemplo, Santos argumentó que no tenía sentido en este momento buscar cambiar el régimen presidencialista de Colombia, por uno parlamentario. "Yo creo que por ahora no tiene mayor sentido, primero perfeccionemos nuestro sistema, recuperando el equilibrio entre los poderes públicos", dijo Santos.

La declaración fue en respuesta a la propuesta hecha por el Ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio, de cambiar el sistema actual por el parlamentario, para poder reelegir al Primer Ministro cuando sea necesario.

En la misma entrevista Santos se mostró conciliador con la rama judicial –con la que el Gobierno ha tenido grandes diferencias- y con el propio presidente venezolano Hugo Chávez. Sus declaraciones fueron interpretadas como propuestas para resolver tensiones que ha sostenido el Gobierno.

Pero quizá el dato más revelador de que está en posición de arranque en la carrera por la Casa de Nariño, fue su crítica al atornillamiento del Ministro de Protección, Diego Palacio, a pesar de su responsabilidad por la crisis derivada de la emergencia social. Santos dijo que "los ministros tienen que ser fusibles y cuando cometen errores graves se tienen que ir".

Para el analista político Francisco Gutiérrez, “Santos no es conocido por su fidelidad. Ahora, depende de los votos del uribismo, pero a la vez tiene que mostrar que se diferencia en algo del Presidente, porque si no, no despega. Se había demorado en tomar distancia”, dijo.

Germán Vargas Lleras, al ataque
 
Como parte de su estrategia, el candidato de Cambio Radical se ha mostrado en los últimos días como uno de los principales verdugos de las políticas sociales del Gobierno.

Días atrás Vargas Lleras denunció que el Ministerio de Protección Social había firmado un contrato de 700 millones de pesos con directivos de las EPS, por concepto de asesoría para la redacción de los decretos de emergencia social. La semana pasada reveló la existencia de otro contrato por 125 mil millones de pesos suscrito por el Gobierno para regular el sector salud. También dijo que si él fuera el Presidente hace rato habría sacado de la cartera de la Protección al Ministro Palacio.

Aunque dispuesto a continuar con la seguridad democrática –con algunos ajustes en lo que corresponde al problema a la criminalidad urbana-, Vargas Lleras tomó distancia del Gobierno hace tiempo.

Desde junio de 2008, cuando renunció a su curul en el Congreso quedó en evidencia su deseo de llegar a la Presidencia. Por esa época, cursaba el proceso de recolección de firmas del referendo reeleccionista. Como presidente del partido Cambio Radical y aspirante a participar en la contienda electoral, dejó en claro que no estaba de acuerdo con una nueva reelección inmediata de Uribe. Además, ordenó a su partido que votara a favor del referendo, pero sólo si la posibilidad de una nueva reelección quedaba para 2014. Así comenzó su distanciamiento del uribismo reeleccionista.

El costo de su alejamiento fue alto. Primero vino el recorte burocrático del Gobierno al partido en diciembre de 2008. Siete funcionarios que pertenecían a Cambio Radical, en entidades como el viceministerio del Interior, de la Caja de Compensación Familiar Campesina y de la Esap del Cauca, fueron depuestos de sus cargos. El hecho generó un rifirrafe entre Vargas y el Gobierno.

Después vino el paso del ex Ministro de Medio Ambiente, Juan Lozano, amigo cercano de Vargas, al partido de La U, que promueve el referendo reeleccionista. Pero, el costo más alto de la insubordinación de Vargas fue la deserción de ocho congresistas de Cambio Radical, cuyos votos fueron determinantes en la aprobación del referendo reeleccionista. También fueron a parar a La U.

No obstante, pareciera que le ha llegado el momento de la revancha. El ex senador ha logrado capitalizar la crisis de la cartera de la Protección a su favor. En palabras de Roll, a Vargas el impasse del Gobierno le servido como excusa para mostrarse “cercano a Uribe en su punto de vista sobre la seguridad, pero diferente de él en su propuesta social”.

Arias, fiel pero desciende
 
Arias, al lado de José Galat, Marta Lucía Ramírez, Álvaro Leyva y Noemí Sanín, es uno de los aspirantes a ganar la consulta conservadora el próximo 14 de marzo.

El ex Ministro de Agricultura ha reiterado que en caso de que el referendo reeleccionista sea declarado exequible en la Corte Constitucional, él se hace a un lado para permitirle a Uribe ser candidato. Esa actitud le ha merecido críticas de sus contradictores, que le piden que no “entregue el Partido a otros”.

En los círculos políticos se le conoce como el consentido de Uribe. Tanto así que lo llaman ‘Uribito’. El tono de su voz, las frases que usa y sus gestos lo convierten en émulo del Mandatario. Para los asesores de su campaña esas características son favorables, pero para sus críticos es falta de personalidad propia.

Arias, hasta finales del año pasado registraba en las encuestas la mayor intención de voto para ganar la consulta conservadora. Sin embargo, el escándalo por la entrega de subsidios millonarios del AIS a familias adineradas en la Costa Caribe le ha salido caro.

Según la última encuesta hecha por CM& y el Centro Nacional de Consultoría, en caso de que el Presidente Uribe no fuera candidato, la intención de voto por Arias registró un 6 por ciento, 5 puntos menos que la precandidata conservadora Noemí Sanin.(Vea la ficha técnica de la encuesta).

Pero la mala racha del precandidato no solo incluye el escándalo de AIS. Hace dos semanas el columnista Daniel Coronell denunció irregularidades en el manejo de los dineros de su campaña. Según Coronell, Arias recibe dinero de empresas, que están prohibidos según la ley, a través de una fundación.

Además, lanzó un video que equiparaba a varios opositores del Gobierno con jefes guerrilleros. El CNE ordenó el retiro de la publicidad, y le abrió una investigación por las denuncias de Coronell.

Por estas razones, su triunfo en la consulta conservadora está en vilo. Para Roll, quien aduce que en el futuro Arias será un político fuerte, “el descenso de Arias en su favorabilidad se debe a su falta de experiencia, pues él hasta ahora no ha sido elegido popularmente a ningún cargo y su carrera en el sector público ha sido corta”.

Noemí Sanín sorprende
 
La precandidata ha escalado en las encuestas y hoy lidera la intención de voto en la consulta conservadora. De acuerdo con el Centro Nacional de Consultoría, en un escenario de primera vuelta sin Uribe, ella tendría el 11 por ciento de los votos frente al 6 por ciento de su contendor, el ex ministro Arias.

Desde que renunció a la embajada colombiana en Reino Unido, en julio pasado, se lanzó al ruedo bajo la mirada inquisidora de los reeleccionistas que la acusaron de “traidora”.

Su primer triunfo lo consiguió cuando logró convencer al partido de que eligiera a su candidato a la Presidencia en marzo próximo y no en septiembre del año pasado, fecha para la cual estaba previsto. El hecho la convirtió en la adversaria principal del precandidato Arias -el consentido de Uribe-, pues él en ese momento lideraba las encuestas.

Poco a poco la precandidata ha avanzado en su aspiración por al primer puesto en las toldas azules, a pesar del costo de su intento por conseguir un capital propio. Aunque es ferviente uribista, defiende la política de seguridad y las iniciativas del Gobierno para garantizar la inversión extranjera, entre otras, los uribistas reeleccionistas no han ahorrado críticas a sus posturas.

Santos, por ejemplo, dijo a comienzos de febrero que el Presidente prefería que Arias ganara la consulta. También dijo que ella ha cometido “muchos errores, por ejemplo, el haber nombrado a un jefe de debate acérrimo enemigo del Presidente”, refiriéndose a Juan Gabriel Uribe, ex director del diario El Nuevo Siglo, quien a su vez se refirió a Santos como "santista antes que uribista". Por su parte, la precandidata respondió que no entraría en una confrontación con el Presidente, porque a su juicio esa era una estrategia de los reeleccionistas. “Esto no es un concurso de sapería”, reviró.

El más reciente incidente con el Gobierno se dio tras una reunión que sostuvo la precandidata con el comandante de las fuerzas militares, general Freddy Padilla de León, y con el director de la Policía, general Óscar Naranjo. El ministro de Defensa, Gabriel Silva, amigo personal del jefe de La U, Juan Manuel Santos, le pidió a la precandidata “no perturbar el orden institucional”.

“Eso parece un chiste”, replicó ella en una entrevista con Caracol Radio. “Cómo no voy a reunirme con los altos funcionarios… tengo que enterarme de lo que está pasando, es mi legítimo derecho si es quiero ser la Presidenta”, dijo la precandidata quien además indicó que el Presidente la había autorizado para hacerlo. “Me reúno con quien a mi juicio tenga que reunirme”, agregó Sanín.

Según los analistas, la precandidata ha sido muy hábil para hacer alianzas y ganar adeptos. Así ha logrado estar al lado de varios gobiernos de diferentes corrientes políticas y mantener una imagen favorable en las encuestas. (Vea el histórico de la imagen favorable de Noemí Sanín, según la más reciente encuesta Ipsos Napoleón Franco). No obstante, esa versatilidad política para estar de un lado y del otro, le ha merecido críticas de sus contradictores que la consideran “voltiarepas”.