El candidato del Partido Liberal, Rafael Pardo, ha mantenido una baja intención de voto. Sin embargo, los resultados de las encuestas no corresponden a la votación de ese partido en la elección del Congreso.

ELECCIONES 2010

¿Por qué Pardo no sube en las encuestas?

A pesar de que en el Congreso el Partido Liberal mantuvo su representación, su potencial electoral no parece reflejado en las estudios de opinión.

César Paredes, periodista de Semana.com
3 de abril de 2010

Los resultados de las encuestas recientes abren una pregunta inquietante: ¿Por qué si el Partido Liberal obtuvo la tercera votación más importante en el Congreso las pasadas elecciones del 14 de marzo, la intención de voto por Rafael Pardo registra casi el último lugar entre los 10 candidatos?

Las tres encuestas más recientes de Invamer Gallup, Datexco y Napoleón Franco ubican a Pardo en el último lugar de la intención de voto, entre los que registran más del 1 por ciento, junto a Germán Vargas Lleras, Sergio Fajardo y Gustavo Petro. El porcentaje de intención de voto por Pardo según estas encuestas, oscila entre el 4 y el 6 por ciento. Y el margen de error entre el 2,9 y el 3,4 por ciento.

Estos estudios de opinión hacen una radiografía de la tendencia de los resultados en las principales ciudades y de algunos municipios. No obstante, los votos que obtuvo el Partido Liberal, en las elecciones de Cámara y Senado, representan casi el 13 por ciento del total de sufragantes, cifra que no se ve reflejada en las encuestas.

El Partido Liberal, con el 93,82 por ciento de mesas informadas, obtuvo 1’763.908 votos, según el último reporte de la Registraduría del pasado 15 de marzo. La cifra no es nada despreciable, pues logró mantener sus 18 escaños en el Senado y solo perdió una curul en la Cámara. Los integrantes del partido interpretaron el resultado como una victoria, pues desde hace 12 años no saborean las mieles del poder.

“Un partido que logre mantenerse sin las cuotas burocráticas del Gobierno, en la oposición, con todos los ataques que ha recibido, no es un partido débil”, dijo a Semana.com el senador electo por ese partido, Luis Fernando Velasco.

Aunque según los analistas una cosa es la elección de Congreso y otras muy distinta la de Presidencia, y no hay garantía de que los mismos electores de una organización voten por su candidato, no se puede acusar a los potenciales votantes de incoherencia ante los resultados de las encuestas.

Una de las posibles explicaciones al registro de intención de voto tan bajo por Pardo es que la mayoría de los encuestados pertenece a las grandes ciudades del país, mientras que la mayoría de los electores de este partido (el 63,3 por ciento), según los resultados del 14 de marzo, están por fuera de las capitales. En otras palabras, del 1’763.908 votos del partido, 1’117.740 fueron en lugares distintos a las capitales de los departamentos.

La encuesta de Ipsos-Napoléon Franco, publicada por SEMANA en su más reciente edición, encuestó personas de las zonas urbanas de 12 capitales de departamento y ciudades más pequeñas. La encuesta de Datexco, publicada por El Tiempo la semana pasada, incluyó encuestados de 11 capitales y 20 ciudades; y la encuesta de Invamer Gallup, publicada el jueves de la semana pasada incluyó encuestas de 20 capitales y 31 ciudades más pequeñas.

Por esta razón, para el analista político Fernando Giraldo, “las encuestas no reflejan la situación del Partido Liberal. Si se incorpora el nicho de sufragantes que está por fuera de las grandes capitales, es probable que la intención de voto por esa organización suba cuatro o cinco puntos”, explicó.

El analista argumentó que una situación semejante, pero a la inversa, ocurre con el candidato Antanas Mockus, del Partido Verde. En su criterio, el hecho de que una buena parte del universo de encuestados sea de Bogotá es lo que hace que el índice de intención de voto por el candidato de los verdes oscile entre el 9 y 11 por ciento, varios puntos por encima de Pardo o de Vargas Lleras, quienes pertenecen a partidos con mayor representación en el Congreso.

Uno de los problemas que advierten los investigadores y los líderes políticos de las organizaciones que registran bajas intenciones de voto en las encuestas, es que los registros de éstas terminan influyendo en los resultados electorales. “Nadie quiere perder su voto”, explicó Giraldo. “Si una persona ve que su candidato va perdiendo en las encuestas prefiere darle el voto a otro que aparece entre los primeros”, agregó.

¿Un problema metodológico?

Para Javier Restrepo, Director de la firma de estudios de opinión Napoleón Franco, la muestra de personas encuestadas “busca ser lo más representativa del total”, dijo a Semana.com. Restrepo explicó la metodología de selección de la muestra con una metáfora: “uno no necesita tomarse toda la sopa para saber qué tan caliente está. Con una cucharada basta”, dijo.

Sin embargo, esa metáfora es aplicable cuando el universo de electores es homogéneo, pero no cuando los electores varían sustancialmente de un municipio a otro.

En Colombia, muchos pueblos son declarados “conservadores” o “liberales”; herencia del bipartidismo tradicional. Este hecho hace compleja la selección de una muestra de votantes de ciudades o municipios pequeños.

A la pregunta por cómo resuelven las encuestadoras esta dificultad, Restrepo contestó que “lo importante es diseñar una encuesta de acuerdo a la proporción de la participación electoral”. Explicó, por ejemplo, que Ipsos Napoleón Franco divide el país por regiones y selecciona la cantidad de personas a encuestar de acuerdo a la participación de cada región en las elecciones.

“Los municipios o ciudades más pequeñas donde hacemos las encuestas los escogemos de acuerdo a su tamaño, asegurando que sean lo suficientemente representativos”, dijo Restrepo. Y, para que la proporción de la muestra quede ajustada a la proyección de la votación nacional, a pesar de que haya pueblos liberales, conservadores o con fuerte participación del voto de opinión, Restrepo dijo que los municipios a encuestar se escogen al azar.

“Así queda superado el problema. Lo que se busca es que las encuestas, entre más cercanas al día de la votación, se aproximen más a los resultados de la elección”, agregó el especialista en sondeos de opinión.

Los resultados de las encuestas influyen sobre las decisiones de los electores de la misma manera que lo hacen otros factores como los medios de comunicación, los debates, la publicidad y la estrategia de las campañas para atraer a sus votantes. Lo que no se sabe a ciencia cierta es hasta dónde llega la influencia de las encuestas.

Para David Roll, director del grupo de investigación de partidos políticos de la Universidad Nacional, “investigaciones en otros países han demostrado que las encuestas sí arrastran la votación. Por eso es muy importante que se publiciten con suficiencia las fichas técnicas de las encuestas”.

Esta tarea le corresponde a los medios de comunicación. El analista Giraldo sugirió que al lado de los resultados de una encuesta, se deben incluir cuadros explicativos de cómo se conformó el universo de encuestados. “Ese sería un acto de responsabilidad política y social de los medios, para educar a la gente”, dijo Giraldo.

La respuesta liberal

De todas maneras, los resultados de las encuestas no dejan de ser una preocupación para los partidos, especialmente para los que ven que los indicadores no los favorecen.

Esta fue la razón por la que el candidato Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, convidó a Pardo a unir esfuerzos, y hacer una encuesta para elegir entre las dos organizaciones a un candidato. Sin embargo, Pardo le respondió que por los resultados de una encuesta no abandonaría a los votantes liberales.

Para el investigador Roll, la respuesta de Pardo fue acertada. En su criterio, esta organización, a pesar de llevar doce años por fuera del poder, es un partido fuerte que seguirá influyendo en las decisiones del país y que seguramente se hará notar en las próximas elecciones.

“Desde 1932 hasta 2002, casi toda Colombia era liberal. Hay quienes dicen que no hubo un bipartidismo sino un partido predominante. De hecho, los dos contradictores liberales más fuertes ahora, son oriundos del partido: Santos y Uribe. El Partido Liberal no es un partido de garaje, sino una organización política de tradición que a pesar de no estar en el poder se ha robustecido”, argumentó Roll.

Pero, las sugerencias para las alianzas no se quedaron ahí. La senadora Griselda Janeth (a quien no le alcanzaron los votos para seguir en el Congreso por otros cuatro años) y tres concejales de Palmira le pidieron a Pardo que busque un acuerdo programático con el candidato de La U, Juan Manuel Santos.

No obstante, el senador electo Luis Fernando Velasco le respondió a la senadora que el debate electoral es claro: Juan Manuel Santos ha dedicado su estrategia a mostrarse como el candidato de los conservadores y no a buscar el voto liberal.

“Esta semana el jefe de debate de La U, Carlos Rodado (quien fue cuestionado por el Partido Conservador al adherir a Santos), dijo que Juan Manuel es más conservador que Noemí. Nosotros creemos que nuestro candidato representa el ideario liberal de este país. La senadora Griselda debe entender que Santos es opuesto a Pardo”, dijo.

Por ahora, los liberales intentarán llegar a la segunda vuelta sin alianzas. En la más reciente reunión de líderes regionales, la organización decidió lanzarse a una campaña agresiva para impactar los medios de comunicación regionales. El partido es consciente de la manera en que lo afectan las encuestas. Por eso buscará sacarle provecho a los fortines electorales al margen de las grandes urbes, en donde estuvieron los votos que eligieron a sus congresistas.