POLÍTICA

Campañas al Congreso: aceitando maquinarias

En medio de la incertidumbre sobre las reglas de juego, los partidos ya están tomando decisiones sobre sus listas para 2018. Así están las cosas.

9 de septiembre de 2017

Faltan siete meses para las elecciones de Congreso y con un panorama crítico en materia de imagen –la credibilidad del Legislativo es inferior al 10 por ciento– los partidos hacen cálculos para armar listas que combinen la manzanilla con la opinión. “Los políticos les dan a las listas representabilidad y los candidatos de opinión les dan presentabilidad”, afirma el politólogo Francisco Gutiérrez. La primera cualidad es la capacidad de “aparecer como respetable y con destrezas de alto estatus ante los medios y las elites”, y la segunda, ganar elecciones.

En la Unidad Nacional los candidatos a Congreso están trabajando a pesar de que en sus colectividades hay problemas de liderazgo. El Partido Liberal debe definir en septiembre sus estatutos y su jefatura, que volverá a manos de César Gaviria. Se prevé que al menos la tercera parte de sus 39 representantes actuales pase al Senado, y que Horacio Serpa encabezará la lista con la que pretenden mantener 20 curules. Pero lograr ese propósito será difícil si se considera que tres de sus senadores destacados, Viviane Morales, Juan Manuel Galán y Luis Fernando Velasco, son precandidatos a la Presidencia. Y aunque aún no hay cabeza en la campaña al Congreso, en el partido muchos comparten la idea de que hay que fortalecer las Cámaras en dos regiones que hoy domina el uribismo: Antioquia y el Eje Cafetero.

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Los conservadores también tienen problemas de jefatura. La salida del senador Hernán Andrade de la dirección del partido es inminente –está vinculado al escándalo de corrupción de la Justicia–, pero no es claro quién lo reemplazará. Algunos miembros del directorio le ofrecieron el cargo al excongresista Carlos Holguín, pero no aceptó. Y el 80 por ciento de esa bancada –19 senadores y 27 representantes– aspira a reelegirse con los senadores Efraín Cepeda y Roberto Gerlein como opciones para encabezarlos. En la Cámara repetirá la mayoría de los actuales representantes, parte de los cuales apoya extraoficialmente la candidatura presidencial de Germán Vargas.

El reto de La U es todavía más complejo. En las elecciones de 2014 se convirtió en la bancada mayoritaria con 21 senadores y 37 representantes. Sin embargo, ahora dos de sus principales electores, Bernardo Miguel Elías y Musa Besaile, están en el centro de los escándalos de corrupción. Además, no tienen candidato presidencial, lo cual siempre jalona las listas, y su jefe, Aurelio Iragorri, está demorado en llegar. Tampoco es claro quién será jefe de lista, pues Armando Benedetti no quiere la cabeza y Roy Barreras genera resistencias internas. Mientras esas circunstancias se resuelven, sus congresistas están concentrados en el trabajo regional y buscan valorizarse para apoyar a algún candidato presidencial.

Cambio Radical, el partido de Germán Vargas, tendrá una lista a Senado con grandes electores que probablemente encabezará Arturo Char, hermano del alcalde de Barranquilla, Álex Char. También convocará a otros políticos que hayan obtenido votaciones importantes en Alcaldías y Gobernaciones. Según Jorge Enrique Vélez, director del partido, tienen la meta de duplicar el número de parlamentarios y lograr 20 puestos en el Senado y 35 en la Cámara. “La posición de Germán Vargas en las encuestas ha permitido que al partido lleguen muchas personas del Partido Liberal, de La U, del Partido Conservador y de otras fuerzas”.

Sin embargo, se especula sobre la posibilidad de que también se inscriba por firmas una lista al Senado por el movimiento #MejorVargasLleras. Mientras en la de Cambio Radical estarían algunos de los parlamentarios ya elegidos y políticos de vieja data, la segunda tendría nombres con mayor visibilidad mediática y la podrían encabezar Germán Varón o Carlos Fernando Galán.

La lista de la Alianza Verde, por su parte, tendrá en primera línea al precandidato que pierda la encuesta en curso, que consulta a los electores si prefieren tener como candidato presidencial a Claudia López o a Antonio Navarro. Los resultados se sabrán en la convención del partido el 14 de septiembre: si Navarro pierde, encabezaría la lista al Senado. Y si gana, lo harían la representante Angélica Lozano o el concejal Antonio Sanguino. En los verdes media bancada repite y aspiran a pasar de cinco a siete senadores.

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No obstante, la Alianza y el Polo Democrático elevaron una consulta ante el Consejo de Estado para determinar si podrían armar una coalición parlamentaria a la que se sume Compromiso Ciudadano, el movimiento que está armando Sergio Fajardo por firmas. Esto debido a que los dos primeros partidos escasamente lograron pasar el umbral en las elecciones a Congreso de 2014.

De no ser posible la coalición, tendrían que insistir en sus listas individuales. Y el Polo Democrático también se ha ido preparando para esta eventualidad. Sus congresistas temen que algunos sectores de izquierda que han votado por el logo amarillo al Congreso ahora prefieran hacerlo por la lista de la Farc. Además, el hecho de que Jorge Robledo, el mayor elector a Senado en 2014, no se presente esta vez, afecta la votación de su lista. Por eso están sumando a ellas a jefes sindicales, como el presidente de la CUT, y a voceros de sectores que ha representado el partido, como el gremio de los taxistas y el de las empresas de seguridad privada. Podrían encabezar la lista a Senado el excandidato a la Alcaldía Aurelio Suárez o el senador Iván Cepeda.

En el caso del Centro Democrático, el partido decidió que Álvaro Uribe liderará de nuevo la lista al Senado, pero esta –a diferencia de hace cuatro años– podrá ser de voto preferente. La meta del partido es enriquecerla con candidatos con potencial electoral probado y llegar a 30 senadores. Los aspirantes a la Cámara vienen de otros sectores, y también serán de voto preferente. El exvicepresidente Francisco Santos está en la tarea de armar las planchas a Congreso, y por ahora se sabe que no estarían en ella los senadores Iván Duque y María del Rosario Guerra por ser precandidatos presidenciales.

Por último, el partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) se estrenará en el Congreso. En su lista al Senado estarán los jefes de la exguerrilla –Iván Márquez, Carlos Antonio Losada, Pablo Catatumbo y Victoria Sandino–. Para la Cámara no irán con farianos puros, sino aliados de sectores sociales y campesinos. La Farc busca capitalizar su reconocimiento en zonas urbanas. Según los acuerdos de paz, su partido tiene derecho a 5 curules en Cámara y 5 en Senado por 2 periodos. Si sobrepasa el umbral y obtiene los votos, podrá obtener nuevas curules que se descontarán de las 102 del Senado y 166 de la Cámara.

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Según la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría realizada hace dos semanas, cuando se le pregunta a los colombianos por qué partido nunca votaría para Congreso, ocupan los primeros lugares la Farc con 72 por ciento, Mira con 45 por ciento y Centro Democrático con 42 por ciento. Tienen los mayores niveles de confianza el Partido Verde, el Liberal y el Polo. Sin embargo, las encuestas no miden el clientelismo, las lechonas ni los buses, y la mayoría de los electores deciden a quien apoyar para Congreso cuando ya están en las urnas.

Las apuestas indican que la reforma política que cursa en el Congreso consagraría la obligatoriedad de las listas cerradas desde 2022. Sin embargo, esa decisión no es del todo clara. Con esa incertidumbre y con las dudas sobre la posibilidad de hacer coaliciones, los parlamentarios ya comenzaron a trabajar. La única certeza que deberían tener clara, por ahora, es que su supervivencia electoral también depende de que le apuesten a mejorar su propia credibilidad.