Adriana Eslava

El día que nació Adriana Eslava, un periodista radial transmitió su llanto anunciando que había nacido la hija del torero Pepe Cáceres y de la exreina Olga Lucía Botero. La fama parecía ser su destino obligado y a medida que pasaba el tiempo las propuestas para ser modelo o reina no faltaron, pero ella les hacía el quite con una idea que ahora tiene muy clara: “La fama hace bastante esquiva la felicidad”. A los 20 años era diseñadora de interiores y de jardines pero en 1987, cuando tenía 23 años, pasó algo que cambió su vida: en un atentado perdió el ojo derecho. Cuando los doctores le dieron la noticia y le dijeron que iban a salvar el ojo izquierdo, ella les respondió: “Por el izquierdo, doctor, no se preocupe –Dios, a través de sus manos, lo va a salvar– y por el otro, tampoco, pues para lo que hay que ver en este mundo, con un ojo basta”. Desde entonces usa el parche que la caracteriza y que le recuerda “la fragilidad de la belleza física frente a la grandeza del alma”. Ella misma hace sus parches e incluso enseña a hacerlos. Lejos de sus intereses, Adriana debutó como presentadora de televisión en 1990 con el Magazín 7:30. Sin pensarlo, su imagen y su trabajo se convirtieron en referentes y tuvo un éxito que hoy explica con sencillez: “En ese momento los presentadores eran acartonados; como yo nunca me formé en eso, ni veía televisión, simplemente fui yo”. Luego, presentó el Noticiero NTC con Félix de Bedout y, desde 1995, fue la imagen de Quórum, el entonces informativo del Congreso. Hace diez años se dedica a presentar eventos, un espacio en el que también ha ganado reconocimiento. Si bien no descarta volver a la televisión, dice que solo lo haría si existiera un proyecto importante como Quórum. Por ahora, además de esa actividad, está concentrada en un proyecto que según dice, será “la fusión de toda su experiencia de vida con su experiencia profesional”.