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Secreto a voces

Una investigación del Washington Post del pasado 21 de diciembre dejó claro lo que todo el mundo sabía, pero los gobiernos de Colombia y Estados Unidos se empeñaban en negar.

4 de enero de 2014

Una investigación del Washington Post del pasado 21 de diciembre dejó claro lo que todo el mundo sabía, pero los gobiernos de Colombia y Estados Unidos se empeñaban en negar: que la CIA ha sido clave en la estrategia que rompió el mito de la invencibilidad de las Farc.


Un programa encubierto, paralelo al Plan Colombia y con fondos multimillonarios, apoyado por la controvertida agencia de espionaje NSA, les dio a los colombianos las capacidades de inteligencia y de bombardeos de precisión que llevaron a la muerte de 40 altos mandos de las Farc y siete del ELN, a partir de 2007 mediante ataques aéreos. Uno de ellos, Raúl Reyes, cuyo campamento fue bombardeado en Ecuador en 2008.

Washington justificó el ataque con los mismos argumentos legales empleados para usar drones en Pakistán o Yemen. El origen de todo es elocuente: cuando las Farc secuestraron a tres contratistas estadounidenses en 2003, el presidente George W. Bush le pidió a la CIA encontrarlos como fuera. Así empezó el programa encubierto que le costó a esa guerrilla los golpes más severos de su historia.