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"COMO VAMOS, VAMOS BIEN"

ENTREVISTA:FERNANDO CEPEDA ULLOA

22 de diciembre de 1986

El ministro de Gobierno Fernando Cepeda se ha convertido no solo en el más visible, sino también en el más polémico funcionario de los primeros Cien Días del gobierno de Virgilio Barco. SEMANA quiso hablar con él de los distintos temas que han afectado su gestión: sus choques con el Partido Conservador; la violencia contra la Unión Patriótica y su retiro del Parlamento; la suerte de los proyectos del gobierno en el Parlamento; este gobierno que, segun sus críticos, "no arranca"

SEMANA: Ministro, usted ha tenido problemas con los parlamentarios casi desde el primer día. Primero los regañó por no ocuparse de cosas importantes. Después se retiró la Unión Patriótica. Después la bancada conservadora se enfureció con usted por su negativa en darle interpelaciones, lo recusa como interlocutor válido. Dado que todo el "cambio" prometido por el gobierno de Barco depende de una serie de proyectos que deben ser aprobados por ese mismo Parlamento, ¿cómo ve usted la situación?
FERNANDO CEPEDA: Yo creo que no obstante esos incidentes, que me parecen rutinarios en la vida parlamentaria, los proyectos han ido avanzando. Por ejemplo, el proyecto de reglamentación de la elección popular de alcaldes está andando y puede que salga la semana entrante para ser considerado en plenaria del Senado y la Cámara. El proyecto de reforma tributaria, va a ser considerado con seriedad y de hecho ya se hizo un estudio por parte de Renán Barco que recogió opiniones de distintos sectores políticos para modificar las propuestas del gobierno. Lo mismo podría decirse en el caso de la reforma agraria, o de expropiación de predios rurales, como preferimos llamarla nosotros o el proyecto de expropiación de predios urbanos. De manera que el Congreso tiene esa característica: entra en conflicto, sufre de algunas situaciones de ausentismo, pero parecería que es su manera natural de trabajar. Y a ese ritmo, en medio de sus incidentes, en medio de sus altibajos, las cosas se van haciendo.
S.: Por el lado de los conservadores no parece ser una cosa tan pasajera: le han puesto a usted un veto formal ¿Puede eso paralizar las relaciones entre el gobierno y el principal partido de la oposición?
F.C.: Yo creo que pensarlo así es concebir las relaciones entre gobierno y partidos de oposición dentro del esquema del Frente Nacional. El esquema gobierno-oposición de ninguna manera excluye el diálogo entre todas las fuerzas políticas y entre estas y el gobierno. Pero forma parte de la estrategia política de la oposición acercarse más o acercarse menos al gobierno. Se entiende que si este respeta los derechos de la minoría tanto en el Congreso como fuera de él su capacidad decisoria no debe verse perturbada por las estrategias de la oposición. De otra manera se podría decir que la oposición tiene más fuerza política que el gobierno y que eso haría no viable el esquema gobierno-oposición. Ese respeto ha existido. La tesis conservadora de que hubo un irrespeto mío en la Cámara no responde a una realidad. El país entero sabe de dónde vinieron los irrespetos, y no vale la pena ahondar más en esas explicaciones que ya he dado. En cuanto a la persecución a los empleados oficiales por su filiación política, yo creo que en ninguna administración anterior a esta ha habido mayor consideración en el tratamiento al partido perdedor. Pero yo entiendo que, en la forma como se están manejando las cosas, la exageración juega un papel fundamental. Y está sucediendo una cosa muy interesante en el mundo político burocrático, y es que hay departamentos en que los liberales se sienten por alguna razón más amenazados por la competencia entre grupos de su propio partido, y entonces algunos de ellos, así me han informado, se declaran conservadores porque se sienten más protegidos como conservadores, y algunos conservadores se declaran liberales, y otros se declaran independientes o sin filiación política. Y para mí la solución es establecer seriamente, limpiamente, inteligentemente, una carrera administrativa, que no puede servir para "eternizar la mediocridad" como lo dijo muy bien un editorial del periódico La República, sino para sacar este tema del debate bipartidista. No del debate político. Yo distingo entre las dos cosas.
S.: Hablando no ya de su ministerio, sino del gobierno en general, da la impresión de que en estos 100 días hubiera habido muchos tropezones: ha renunciado un ministro, el de Agricultura, se habla de que va a ser reemplazado muy próximamente el ministro de Relaciones, faltan docenas de nombramientos importantes en casi todos los sectores del Estado. En resumen, da la impresión de que hay un gran desorden en el gobierno del presidente Barco. ¿Eso es así?
F.C.: Yo le diría esto. El presidente Barco, como es sabido por el país tiene un estilo muy diferente al de todos los gobernantes colombianos recientes. No nombra por nombrar. Se toma cierto tiempo en examinar los antecedentes de las personas y en asegurarse que es la persona apropiada para el cargo apropiado. De manera que eso explica el no atropellamiento en la selección de funcionarios. Cuando se nombra para cambiar, las equivocaciones son pasajeras, pero yo tengo la sensación de que él está nombrando a largo plazo. En el caso del ministro de Agricultura, yo creo que operaron circunstancias que no tienen que ver con la gestión del gobierno. En el caso del de Relaciones Exteriores, yo estoy seguro de que él está ahí por un período apreciable y que los rumores no tienen fundamento. Yo creo que puede haber más preocupación por lo que puede haber de estabilidad en los funcionarios que por lo que puede haber de demora en los nombramientos. Y creo que en esta administración va a haber una estabilidad muy grande en la permanencia de los funcionarios.
S.: Incluyendo la suya.
F.C.: La mía la prolongan los conservadores.
S.: Pero no solamente los conservadores lo critican. Entre lo que se le ha reprochado, ministro, está por ejemplo la poca importancia que al parecer le ha dado al retiro de la UP del Parlamento y a las causas que la provocaron: trescientos muertos. ¿De verdad piensa usted que se trata de "una simple estratagema parlamentaria"?
F.C.: Realmente yo dije las dos cosas. Dije que era una reacción muy comprensible y que correspondía a hechos muy graves, como son los atentados contra sus dirigentes y militantes. Y también dije que la UP estaba haciendo uso legitimo de un recurso político, como era el de retirarse del Congreso. El gobierno ha hecho dos cosas al respecto. Primero, les ha ofrecido protección física -escoltas- a sus dirigentes, según listas suministradas por ellos mismos, y a sus sedes. Obviamente no es suficiente, ni se puede proteger a todos y cada uno de los militantes de la UP, porque e Estado no tiene los recursos. Y segundo, hemos hecho esfuerzos enormes por asegurar que las investigaciones desemboquen en la clarificación de los hechos y en sanciones a los culpables. Le puedo asegurar que en los casos sucedidos bajo esta administración las investigaciones han ido a un ritmo apropiado y están arrojando resultados. Tenemos un gran problema: que el aparato judicial colombiano no está dotado ni es adecuado para este tipo de situaciones. Por eso hemos entendido desde el primer momento que el dotar de recursos a la justicia es una prioridad absoluta, y como lo ha reconocido la propia Corte Suprema, en ese sentido hemos venido actuando. Eso toma tiempo, pero el gobierno ha comprendido su voluntad política y sus recursos en esa materia.
S.: Una última pregunta, ministro: ¿a quién le estamos haciendo esta entrevista? Porque se ha hablado mucho de "los dos gabinetes" del presidente Barco, el de verdad y el público, y mucho también de ese misterioso "Sanedrín" de asesores privados del Presidente que son los que, en definitiva, toman las verdaderas decisiones de gobierno. ¿Qué hay del Sanedrín?
F.C.: Es exagerado decir que toman las decisiones de gobierno. Los ministros, en sus respectivos sectores toman las decisiones y asumen las responsabilidades, que además son irrenunciables. Lo que hay es -como ha ocurrido en todo gobierno- personas que desde la vida privada son más o menos cercanas al Presidente de la República, y naturalmente gozan de acceso a él, y sus opiniones cuentan. Ese es un recurso de todos los gobernantes del mundo. Pero no lo dude: está hablando con el ministro de Gobierno.