Congreso de escándalos

La Cámara y el Senado fueron blanco de críticas por cuenta de dos iniciativas legislativas esta semana. La Cámara, por la aprobación de un proyecto que ordena la expedición del pasaporte diplomático a los congresistas. Sus detractores argumentan que es un pésimo mensaje porque la medida los exime del pago de impuestos de migración y les da otras gabelas. Es decir, legislaron en beneficio propio. El Senado estuvo en la palestra por el intento de discutir en la plenaria una iniciativa que buscaba rebajar las penas de los reclusos con motivo del Bicentenario. Según una interpretación, el proyecto que tenía el apoyo del presidente del Senado, Juan Manuel Corzo, la Iglesia católica y hasta la exsenadora Piedad Córdoba, los beneficios cobijaban también a parapolíticos. La indignación cundió en las redes sociales y el paroyecto fue archivado a pesar de que Corzo insistió en que los beneficios eran para quienes habían cometido delitos comunes. El Congreso, que sufre de un desprestigio crónico, no le pega a una.