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Eugenio Marulanda por los independientes, Julián Gutiérrez con el aval del Partido de la U y Augusto León Restrepo por la coalición liberal-conservadora aspiran a la Gobernación de Caldas. | Foto: La patria

ENFOQUE POLÍTICO

A contra B (y la tercería)

El próximo domingo 25 de agosto, más de 755.000 caldenses están convocados a 1.617 mesas de votación para elegir a su nuevo gobernador.

17 de agosto de 2013

El próximo domingo 25 de agosto, más de 755.000 caldenses están convocados a 1.617 mesas de votación para elegir a su nuevo gobernador. Estos comicios atípicos son el resultado de la renuncia de Guido Echeverry, quien ocupó ese cargo hasta mayo pasado y cuya elección fue anulada por el Consejo de Estado por haber incurrido en inhabilidades. 

Después de Valle del Cauca, Huila y Casanare, Caldas es el cuarto departamento en menos de dos años en regresar a las urnas para escoger mandatario regional. Y Chocó se convertirá en el quinto cuando las autoridades electorales definan la fecha de elección.

En esta corta campaña, la dinámica gravitó hacia los dos polos que han controlado esta región cafetera en los últimos años: las coaliciones A y B. Con esas letras son conocidos localmente los dos bloques políticos que se disputan el poder en Caldas. 

La A es el grupo tradicional que comandaron por décadas los barones regionales Omar Yepes, por el conservatismo, y el liberal Víctor Renán Barco. El candidato de esta alianza frentenacionalista es Augusto León Restrepo, un político de 70 años que ya estaba retirado. 

Por otro lado, la B tiene su eje en el Partido de la U junto a conservadores, Cambio Radical y el exgobernador Echeverry, quien había representado en 2011 a los yepistas. Su aspirante es Julián Gutiérrez Botero que viene de familia de empresarios. El exdirigente gremial Eugenio Marulanda dio la sorpresa al encarnar con el aval de la Alianza Social Indígena una apuesta de tercería. 

A Marulanda lo acompañan precisamente los grupos que buscan en todo el país una alternativa al santismo y al uribismo: los Progresistas y algunos miembros del Partido Verde. Dado que en la última década el promedio de participación en las 17 elecciones atípicas para gobernadores ha alcanzado un pobre 34 por ciento, otro difícil reto para los caldenses será derrotar la abstención.