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Ecocidio

28 de abril de 2007

En las selvas y los bosques de Colombia se comete a diario un crimen silencioso que casi nunca acapara la atención de los medios. Un crimen contra la naturaleza y la humanidad: la devastación que provocan los cultivos de coca y los laboratorios donde la procesan para su elaboración. A la tala de bosques para sembrar coca (40.000 hectáreas al año) se suma el uso indiscriminado de los pesticidas y fertilizantes necesarios para que la coca crezca en los suelos de la selva, y la permanente contaminación de las aguas que provocan las decenas de sustancias químicas que se utilizan para procesar la hoja de coca. Un ecocidio, como lo denomina el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, que le ha costado a Colombia dos y medio millones de hectáreas de selvas vírgenes en los últimos 25 años. Una amenaza no sólo para la riqueza natural del país. También ha puesto al borde de la extinción a comunidades indígenas como la Nukak Maku. Además, al sembrar minas antipersona para proteger sus cultivos y laboratorios, las Farc, el ELN y los grupos paramilitares han mutilado y asesinado a centenares de civiles inocentes.