El caso de los niños del Colegio Agustiniano

El viernes, la fachada del Palacio Liévano, sede de la alcaldía de Bogotá, amaneció cubierta por 21 ángeles. Eran los rostros de los estudiantes del Colegio Agustiniano que perdieron la vida hace dos años en una absurda tragedia. A las 3:15 de la tarde del 28 de abril de 2004, 41 estudiantes iban de regreso a sus casas en el bus que cubría la ruta 12. De repente, una máquina recicladora de asfalto de 20 toneladas, que venía en sentido contrario, perdió el control y cayó encima del bus, causándoles la muerte a 21 de los menores y a un adulto que transitaba por el lugar, conocido como el Alto de la Virgen. Tras dos años, los familiares de 17 de los niños llegaron a conciliaciones económicas con los constructores, mientras los restantes no sólo han tenido que soportar la pérdida de sus hijos, sino luchar para que la justicia condene, junto al conductor de la máquina, al jefe de patios, al interventor y a los dueños de las obras. Algo que no han logrado en ningún tribunal. Las familias Rueda Rodríguez y Páramo Concha dijeron a SEMANA que se sienten maltratadas, desesperanzadas y desconfiadas de la justicia, pues sólo busca arreglo económico, y no la verdad de los culpables.