Home

Enfoque

Artículo

"EL ESTADO NO DEBE SER TUTOR DEL ARTE"

MARINO TADEO HENAO

14 de mayo de 1984

Para desempeñar el cargo de gerente de la compañía de Fomento Cinematográfico (Focine), fue nombrado el abogado pereirano Marino Tadeo Henao Ospina. Como se recordará, la labor de Focine fue duramente cuestionada hace unos meses en el Congreso por el representante vallecaucano Alfonso Rentería, provocando con ello un agitado debate que culminó con la renuncia del entonces gerente, Luis Enrique Nieto.
Sobre las innovaciones que se efectuarán en relación con los objetivos de la compañía, SEMANA interrogó al dotor Henao:
SEMANA: ¿En qué consiste la reestructuración que usted prepara con el ánimo de enderezar el funcionamiento de Focine?
MARINO HENAO: Ante todo, en coordinar con el ministerio de Comunicaciones y con otros organismos dependientes del Estado para articular las políticas de fomento con las de control y en ampliar el repertorio de los mecanismos de fomento para que no se contraiga únicamente al crediticio, sino que cobije también el mecanismo cambiario, el tributario, el de comercio exterior y en particular el aduanero; éste último con el objeto de frenar un poco la colonización del mercado cinematográfico colombiano por producciones de otros países, cuando son de mala calidad.
S.: ¿Qué objeto tiene que el Estado controle la calidad del cine que ven los colombianos, si esas mismas películas pueden obtenerse sin control alguno a través del alquiler de video?
M.H.: Es cierto. No tiene sentido que el Estado prohíba o clasifique una película, si simultáneamente a través del betamax llega a la cuna del hijo de uno. Eso hace ilusoria las políticas de control del Estado. En la medida en que Focine articule las políticas de fomento con las de control habrá que concebir mecanismos policivos contra la comercialización de videos. Sólo así se volvería coherente la política del Estado en materia de fomento y control cinematográfico.
S.: ¿Cuáles han sido las principales equivocaciones de Focine?
M.H.: En el contexto de su creación, la idea inicial fue soltar plata. Y debido a que la cinematografía es en Colombia una industria con formación de capital muy incipiente, fueron muchos los que se acercaron a solicitar préstamos. Después vino el momento de recuperar la cartera vencida, y como Focine no pudo asegurar su recuperación, las perspectivas de financiación de futuros proyectos se fueron desdibujando. Como reacción a esto comenzaron a exigirse garantías reales para el otorgamiento de préstamos, que tienen un defecto: elitizan el crédito. A este punto estamos en condiciones no de descalificar, sino de aprovechar estas experiencias previas, para conciliar las garantías de recuperación del capital, pero no tan drásticas que eliticen el crédito, ni tan débiles que lo hagan irrecuperable.
S.: ¿Cuáles son los principales cuellos de botella de la industria cinematográfica colombiana?
M.H.: Dos; la estrechez del mercado y la calidad de las producciones.
S.: ¿Cómo podrían eliminarse?
M.H.: Actualmente ni el productor de cine más serio, de más buena fe que obtiene un préstamo de Focine está en condiciones de pagarlo, porque al ser el colombiano el único mercado que tiene para comercializar su película es imposible que recupere la inversión. En el presente existe un ambiente propicio para que el cine colombiano salga al exterior, a los países andinos, centroamericanos y del Caribe. Vamos a crear con este propósito una empresa distribuidora de cine y de video, pero no sólo de producciones colombianas sino también latinoamericanas. Además, se impulsarán las coproducciones con otros países, lo que nos permitirá aprovechar una experiencia previa importante, adquirir formación artística y empaparnos de los mecanismos más adecuados de distribución.
S.: ¿ Y con respecto a la mejora de la calidad del cine colombiano?
M.H.: Crearemos talleres de formación que contarán con un equipo cinematográfico completo, cuyo valor he calculado en cerca de 20 millones de pesos. Con ello no pretendemos desestimar el arte crediticio, sino ampliar las posibilidades de fomento del cine colombiano por parte del Estado.
S.:¿Este fomento del cine por parte del Estado no coarta la iniciativa privada?
M.H.: No. Somos concientes de que el Estado no debe incursionar como tutor del arte, sino que debe crear la estructura técnica y financiera para que los profesionales puedan producir, y los principiantes aprender. No soy tan ingenuo como para tratar de convertir a Focine en pontifice o árbitro de la calidad del cine colombiano. Pero el problema radica en que el Estado pueda enseñar a conducir, pero no debe prestar los carros oficiales para que la gente los choque. Y ese es, precisamente, el sentido de crear talleres que ofrezcan una formación cinematográfica, y que eviten, al mismo tiempo la improvisación.