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El mal no es una enfermedad

El pasado lunes, el caso del asesino ultraderechista noruego Anders Breivik dio un giro que podría ponerlo por muchos años tras las rejas.

16 de junio de 2012

El pasado lunes, el caso del asesino ultraderechista noruego Anders Breivik dio un giro que podría ponerlo por muchos años tras las rejas. Varios psiquiatras desfilaron por la Corte de Oslo y explicaron por qué el rubio asesino no es un psicópata, sino un frío y calculador homicida. Durante la sesión, Breivik, que en 2011 masacró a 77 personas en el centro de Oslo y en la isla de Utøya, se comparó con Fidel Castro, arguyendo que, como aquel en Cuba, él tenía el derecho de tomarse Noruega. Justo esas frases indicarían, según los psiquiatras, que Breivik no sufre de esquizofrenia. “Sus ideas son extrañas, pero no las de un psicópata”, dijo Randi Rosenquist, de la Comisión de Medicina Legal. Erik Johannessen, que lo interrogó tras la masacre, lo equiparó con Hannibal Lecter, el inteligente y manipulador asesino de la película El silencio de los inocentes. Maria Sigurjonsdottir, de un grupo de 18 peritos que lo examinan, dijo que había actuado de forma “enfocada y organizada”. Finalmente, intervino Einar Kringlen, una eminencia de la psiquiatría noruega. Su diálogo con la defensora de Breivik no solo marcará la sentencia, que será proferida en julio, sino que recuerda el caso del bogotano Javier Velasco, asesino de Rosa Elvira Cely, a quien otro psiquiatra dejó libre hace diez años cuando ya había matado a una mujer.

Kringlen: El mal no puede estar fundamentado en una enfermedad.

Defensora: ¿Está seguro de que Breivik no está enfermo?

Kringlen: Sí.

Defensora: ¿Por qué él habla de Caballeros Templarios?

Kringlen: No es un delirio, sino un deseo.

Defensora: Pero él nos dijo que esa organización existe.

Kringlen: Ideas pomposas.

Defensora: La organización le habría dado la misión de matar. ¿No es eso un delirio?

Kringlen: Quizá solo está mintiendo.