En SEMANA

Hace dos décadas, Colombia gozaba al ritmo de la canción ¿Qué será lo que quiere el negro?, de Calixto Ochoa, mientras la atención del mundo se dirigía hacia Gran Bretaña, donde ocurría una revolución que cambiaría la vida moderna: dejaban de ser pecado las píldoras y las relaciones prematrimoniales. La Iglesia anglicana consideraba que los anticonceptivos, lejos de ir contra la ley de Dios, debían ser "bienvenidos ya que permiten aprovechar plenamente la riqueza humana del acto sexual sin vivir en el temor de un embarazo".