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Procurador cuestionado

12 de julio de 2014

El 17 de julio de 1984, la opinión pública discutía sobre una carta que los principales narcotraficantes del país le habían escrito al presidente de la República. En la misiva, revelada una semana antes, Pablo Escobar y Jorge Ochoa le ofrecían a Belisario Betancur desmontar el negocio de las drogas y entregarse bajo la condición de que les permitieran pagar sus penas en Colombia. Hace 30 años, SEMANA dedicó su portada al papel que el procurador general de la Nación, Carlos Jiménez Gómez, había tenido en el envío de ese documento. El funcionario se encontraba en el ojo del huracán pues se había reunido con los capos en Panamá y había gestionado la entrega de la carta. Él se defendía aclarando que no había negociado con la mafia, sino que sencillamente había recibido una propuesta. Decía no entender la polémica, ya que los medios habían informado meses atrás sobre el deseo de los capos, y que su viaje al vecino país no había sido una misión secreta. Las explicaciones, sin embargo, no parecían suficientes, sobre todo porque la gente solo se había enterado de la existencia de la carta gracias a una chiva periodística. Por ello, esta revista planteó la pregunta que todo el mundo se hacía: “¿Qué pensaba hacer el gobierno con el memorando de no haber trascendido a la opinión pública?”.