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QUÉ PASÓ CON

Harold Bedoya

El nombre del general Bedoya sigue siendo para los colombianos sinónimo de lucha contra la guerrilla y el narcotráfico.

15 de octubre de 2011

El nombre del general Bedoya sigue siendo para los colombianos sinónimo de lucha contra la guerrilla y el narcotráfico. Estudió bachillerato en el colegio Santa Librada, de Cali, y en 1955, cuando tenía 15 años, encontró como excusa para ‘capar’ clase presentarse a la Escuela de Cadetes del Ejército, donde fue aceptado en calidad de cadete becario. Tras una meritoria carrera, alcanzó el grado de general 32 años más tarde y en 1990 recibió la IV Brigada en Medellín, donde libró una guerra frontal contra Pablo Escobar. En 1994 fue nombrado comandante del Ejército y fue criticado por la batalla verbal que libró con algunos dirigentes de la Unión Patriótica y de la USO. En 1996 logró su tercer sol y se convirtió en comandante general de las Fuerzas Militares bajo el gobierno de Ernesto Samper. Un año después, las diferencias con el presidente se hicieron inocultables y Bedoya se convirtió así en uno de los protagonistas del “ruido de sables”. Así terminó (o le terminaron, como dice él) su carrera de 47 años en el Ejército. “Ojalá algún día el Estado me explique por qué me retiraron”, reclama. Al día siguiente, el general creó el Movimiento Fuerza Colombia y anunció su candidatura presidencial en 1998. Aunque empezó bien, al final marcó un cuarto lugar, lo que no impidió que en 2002 lo intentara nuevamente, pero le fue peor. En 2003 se postuló sin éxito a la Alcaldía de Bogotá. Harold Bedoya sigue siendo el mismo hombre parco y serio, tiene 73 años, vive en la capital y hace dos años escribió el libro Historias presidenciales no contadas. Sobre el actual gobierno le preocupa la seguridad pero confía en que las cosas mejoren y confiesa que lo trasnocha “ver un Ejército triunfante en las cárceles”.