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Hay que hacer la Autopista Norte

1 de noviembre de 2008

A pesar de los desencuentros que han aparecido entre el gobierno nacional y Bogotá con la Gobernación de Cundinamarca por la inminente ampliación de la autopista Norte, es el momento para que de una vez por todas los gobernantes de la región más poblada del país dejen a un lado los celos y las diferencias para buscar una salida definitiva al caos vehicular que a diario deben soportar las miles de personas que transitan por esta vía. Si bien el gobernador, Andrés González, ha puesto sobre la mesa la necesidad de replantear la instalación de un peaje en Chía, socializar la obra con la comunidad y buscar esquemas alternativos de financiación y de ejecución de la vía, es claro que para ampliar la autopista, hacer los puentes y habilitar la actual calzada, se debe invertir un billón de pesos, de los cuales 750.000 saldrán de la ampliación de la concesión.
Si no se instala un peaje a la entrada, es difícil que la Nación, el Distrito y la Gobernación puedan financiar la obra. Lo increíble es que esa misma discusión se dio tres años atrás, en la administración de Lucho Garzón, pero las diferencias políticas congelaron el proyecto. Hoy, muchas personas, sin importar que vivan en Chía, Cajicá, Zipaquirá o Bogotá, pueden tardar hasta dos horas en entrar a la ciudad por el norte, gastando tiempo y combustible que sin duda vale más que los 2.900 pesos que costaría el peaje. Así como los bogotanos pagan peajes para viajar por vías de la sabana, ¿no es justo que quien entre a la ciudad contribuya para entrar por una autopista rápida y no por la trocha que hay hoy día? Es tiempo de decisiones.