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QUÉ PASÓ CON

José Noé Ríos

“Tengo sentimientos muy encontrados porque ese cargo es muy tenaz, uno se lleva secretos a la tumba y siempre vive en la cuerda floja”.

10 de marzo de 2012

“Tengo sentimientos muy encontrados porque ese cargo es muy tenaz, uno se lleva secretos a la tumba y siempre vive en la cuerda floja”. Eso dice José Noé Ríos Muñoz a propósito de la fuga del excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo. Y es que no hay nadie como Ríos para entender la complejidad de ese cargo, porque lo ocupó en el gobierno de Ernesto Samper y porque lleva más de 25 años involucrado en procesos de paz. Su formación humanista y “el hecho de venir de una familia humilde”, como él mismo dice, fueron las principales herramientas que lo llevaron a buscar la reconciliación y el final de la guerra en Colombia. De una numerosa familia de Armenia, el excomisionado recuerda con cariño a su madre, ama de casa; a su padre, peluquero, y a su hermano Rodrigo, que por ser el mayor se dedicó a trabajar para impulsar el estudio en sus hermanos. Se licenció en Administración Educativa en la Universidad del Quindío y en 1966 estudió Economía en la Universidad Libre. Saturia Esguerra Bocanegra, entonces directora del Servicio Civil, le sugirió en 1979 que aceptara el cargo de asesor presidencial de Alfonso López Michelsen. Después de eso, Chepito, como lo llaman sus amigos, fue asesor para la Organización de las Naciones Unidas, viceministro de Trabajo durante cinco periodos, viceministro de Gobierno de Horacio Serpa y Carlos Lemus y secretario de Gobierno de Bogotá. Por problemas con el abatido exjefe paramilitar Carlos Castaño, estuvo siete años fuera de Colombia en el servicio diplomático. Hoy es asesor de tiempo completo del ministro de Trabajo Rafael Pardo. Ríos vive fascinado con el tango, lee constantemente sobre convivencia y tolerancia y se reúne con sus viejos amigos para tratar de solucionar los problemas del país.