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La justicia cojea.... pero llega

21 de noviembre de 2009

En enero de 1991 la Policía capturó en una casa del barrio Santa Mónica de Medellín a un obrero al que señaló de ser uno de los secuestradores de la periodista Diana Turbay, retenida junto a otros comunicadores por orden del capo Pablo Escobar. Dos días después, tras el trágico operativo de rescate que terminó con la muerte de ella, el cadáver de Germán Eduardo Giraldo apareció junto a los de los verdaderos secuestradores. Durante casi 19 años la familia Giraldo cargó con este estigma hasta que esta semana el Consejo de Estado llegó a una demoledora conclusión: Giraldo nada tuvo que ver con el secuestro y, por el contrario, fue torturado y asesinado por la Policía en total estado de indefensión. “Giraldo fue un verdadero falso positivo”, aseguró Javier Villegas, abogado de la familia Giraldo. “En lo penal, infortunadamente, el caso quedó en la total impunidad, pues la justicia no determinó cuáles oficiales y uniformados participaron en su asesinato. Por ello el caso seguirá su trámite en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA”, dijo el jurista. De toda esta tragedia, lo único que le quedó a la familia Giraldo fueron los 360 millones de pesos que el Consejo de Estado ordenó que se le entregara como indemnización por los daños morales y materiales causados por este crimen de Estado.