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| Foto: Reuters

ENFOQUE POLÍTICO

Señales de La Habana

Termina sin avances otra ronda de negociación entre el gobierno y las Farc. Y estas hacen un comunicado inédito.

25 de enero de 2014

La ronda número 19 de conversaciones entre el gobierno y las Farc en Cuba terminó sin siquiera un anuncio conjunto, señal de que hay pocos avances en el punto de drogas ilícitas que está en discusión desde fines de noviembre. Pero las Farc hicieron una declaración aceptando su responsabilidad en el atentado del 16 de enero en Pradera, Valle, que dejó un muerto y 61 heridos, todos civiles, y criticaron a la unidad que lo ejecutó, lo que puede ser un indicativo de que empiezan a considerar en serio el impacto de ese tipo de acciones terroristas en la opinión pública.

Se trata de un avance subjetivo o una señal de cambio en la disposición de las Farc, que puede ser más revelador que los progresos en una negociación, la cual, mientras se adelanta la campaña electoral, probablemente va a andar a paso de tortuga.

Nada concreto salió de la última ronda de conversaciones en Cuba. Las Farc continuaron anunciando su política contra las drogas como si no tuvieran nada que ver con ellas ni con el narcotráfico; ambas partes trabajaron por separado buena parte del tiempo, estudiando propuestas que intercambiaron; y, al final, no se anunció ni el más mínimo acuerdo. El resultado práctico de la ronda es, pues, bastante escueto. El próximo ciclo irá del 3 al 13 de febrero y hasta las elecciones parlamentarias se alcanzará a hacer otro más. Lo cual indica que para entonces difícilmente se habrá llegado a un acuerdo.

Flaco favor le hace a la negociación esta falta de resultados. Pero que no haya acuerdos en el punto en discusión no necesariamente significa que no haya avances. Que las Farc por primera vez reconozcan un atentado y se autocritiquen por ejecutarlo es algo que no tiene precedentes y que debe llevar a preguntar si la negociación está teniendo efectos de fondo en una guerrilla que ha sido históricamente refractaria a cualquier reconocimiento de responsabilidad en la degradación del conflicto.

Estas son las contradictorias señales que llegan de La Habana.