Home

Enfoque

Artículo

"No acepto que me digan derechista"

17 de julio de 1989

SEMANA:¿Como ve a sus contendores liberales?
HERNANDO DURAN DUSSAN: En general, buenos. Galán debería recorrer un trayecto de servicio al Partido Liberal y a la legitimidad antes de aspirar en firme. Ahora que tanto se habla del año 2000, estaría maduro para esa época, después de haberle ayudado a algunos liberales a ocupar la Presidencia. Ernesto Samper es brillante, inteligente y simpático. Sería bueno que antes de llegar a la Presidencia fuera alcalde, gobernador o ministro. Me gustaría ofrecerle esas oportunidades. Alberto Santofimio es tal vez el mejor orador de Colombia, pero no creo que por el momento consolide una mayoría que lo exalte a la Presidencia.

S.: Y de los conservadores ¿qué opina?
H.D.D.: Aunque el conservatismo no tiene ninguna posibilidad, cualquiera de ellos gana si el liberalismo se divide.

S.: Su propuesta de "democracia con energía" parece muy de mano dura, muy de energía y más bien poco de democracia...

H.D.D.: No. Yo creo que la expresión democracia no la puede rechazar nadie en Colombia, salvo los amigos de las dictaduras. La democracia es la máxima aspiración de un pueblo civilizado y culto. Ahora, la energía es absoluta y totalmente indispensable para defender la democracia. Una democracia débil deja de serlo, desaparece. ¿Quién dijo que no hay que defender a las instituciones democráticas? Por el contrario, es el primer deber de todo ciudadano que crea en la bondad de ese sistema. Naturalmente, a los antidemócratas de derecha o de izquierda no les gusta que haya quien proponga defender con energía la democracia. Pero tengan la seguridad que lo haré, si el pueblo me entrega esa responsabilidad.

S.: Pero parece que esa mano dura suya va más cargada hacia la izquierda que hacia la derecha...

H.D.D.: Es apenas natural que los de la izquierda me combatan diciendo que soy de derecha y que los derechistas me combatan afirmando que soy de izquierda. Lo que ocurre es que yo soy liberal, esencialmente demócrata y tengo el valor de no hacer populismo, tratando de cortejar ni a corrientes de izquierda ni a corrientes de derecha. Algunos creyeron que yo atacaba solamente a la subversión. En la ponencia de reforma constitucional ataco conjuntamente a la subversión y a los grupos paramilitares, a la justicia privada. Yo defiendo la Constitución y la ley. Si defenderlas es ser liberal, como yo lo creo, soy profundamente liberal. No aceptaría que se me tildara de derechista por defender la suprema ley, ni entendería que se me pudiera llamar izquierdista por lo mismo. Por eso, a estas horas, aunque algunos consideren trasnochado el concepto, defiendo con orgullo la posición de Santander, aquel que dijo que "Las armas os pueden dar la independencia, pero sólo las leyes os darán la libertad".

S.: ¿Cree usted que con las negociaciones y diálogos con la guerrilla han sufrido mucho las instituciones?

H.D.D.: Ha habido, indudablemente, diálogos que permitieron el deterioro de las instituciones y el robustecimiento simultáneo de los cuadros guerrilleros. Vimos, por ejemplo, unos diálogos que llegaron a permitir los campamentos de paz en las ciudades, así como vimos también el monstruoso incendio del Palacio de Justicia. Sin embargo, hay diálogos que todavía permiten alguna esperanza, como el que se adelanta ahora con el M-19. Tal vez por eso es por lo que el presidente Barco ha presentado fórmulas de paz para quienes presenten signos inequívocos de querer realizarla. Frente a eso hay movimientos que, además de los atentados que cometen a diario, rechazan toda posibilidad de diálogo. No entendería yo que, frente a ellos, el Estado implore el diálogo. Es ahí cuando creo que la democracia debe obrar con energía.

S.: Se ha dicho que usted es más un candidato de convención que de consulta...

H.D.D.: Mi convicción es la de que si lo adoptado finalmente es consulta, gano la consulta, que si lo que se define es la convención, gano la convención.

S.: Pero si no gana la consulta, ¿estaría dispuesto a apoyar a quien la gane?

H.D.D.:¡Claro! Toda mi vida he sido un hombre disciplinado y de partido. En mi haber no hay disidencias y, por lo tanto, no hay remordimientos. Por otra parte, mi posición se puede diferenciar muy claramente de quienes piensen que la única solución es la de su propio nombre. El Partido Liberal es un partido rico en hombres y en inteligencia. La opción que finalmente encuentre como partido, será sin duda la que más le convenga a la democracia colombiana. Desde luego, no me sorprendería que fuera la mía. Para eso estoy trabajando, expresando públicamente unas tesis y unas ideas, para las cuales voy encontrando, a cada paso, un espléndido respaldo. El del martes, por ejemplo, es el más extraordinario que un candidato pueda esperar: 30 ex ministros liberales de los gobiernos que van desde el de Alfonso López Pumarejo, pasando por los de Eduardo Santos, Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López Michelsen, Julio César Turbay Ayala y Virgilio Barco, me brindaron su sereno y entusiasmado apoyo. De paso, también había ex ministros liberales de Guillermo León Valencia, de Misael Pastrana y de Belisario Betancur. Estoy seguro de que ninguno de los precandidatos liberales podría obtener un apoyo de estas dimensiones intelectuales y políticas.

S.: Y esto en materia de votos ¿que significa?

H.D.D.: Algunos olvidan que para elegir presidente suele ser más importante el voto de opinión que el de la maquinaria. Estos ex ministros representan la profunda y verdadera opinión que se requiere para obtener la victoria.

S.: Pero tradicionalmente son las maquinarias las que dan los votos, si fuera por opinión, Galán habría sido presidente.

H.D.D.: Galán no ha tenido oportunidad de serlo en el pasado ni la tiene en el presente. Galán lo único que ha ganado son las encuestas que él mismo contrata y que se adelantan normalmente entre 800 y 1.200 personas. La realidad de Galán es que desde hace ocho años viene poniendo cada vez menos en Bogotá. La demostración es que le he infligido tres derrotas consecutivas. La primera, la de alcalde de Bogotá cuando, aliado con Samper y Julio César, puso 218 mil votos por Carlos Ossa Escobar mientras yo, sin aliados, puse con Juan Martín Caicedo 246 mil votos. La segunda, cuando en las recientes convenciones de Bogotá y Cundinamarca, mientras se elegían delegados a la convención nacional a razón de uno por cada 10 mil votos, yo obtuve 22 delegados, Galán 17, Samper 13, Santofimio 8. La tercera, la elección de delegados universitarios a la misma convención: Samper puso 5, yo 5, con mayor votación, y Galán cero, lo mismo que Santofimio. He afirmado que derrotado Galán en Bogotá, donde era fuerte, lo será más fácilmente en el resto del país, en donde nunca tuvo una votación importante.

S.: Como lo vemos tan seguro de que va a ser presidente, ¿piensa mantener el esquema gobierno de partidopartidos de oposición?

H.D.D.: He reiterado en diversas ocasiones que soy un hombre de partido, disciplinado. El liberalismo hara en un futuro próximo su congreso ideológico que evaluará el esquema. Me atendre a lo que resuelva el partido al respecto. Ello no impide que piense que no se debe considerar ese esquema como algo rígido. En situaciones de particular gravedad he expresado, como cuando secuestraron a Alvaro Gómez Hurtado, que debería pensarse en un gabinete de salvación nacional.

S.: Algunos han considerado que las críticas de López en el lanzamiento del movimiento Liberalismo 2000 en lo que se refiere a los "ensambladores de la reforma constitucional" lo cobijan a usted.

H.D.D.: No. El doctor López hizo una salvedad referente a que sus críticas hacían alusión a la situación antes de los recortes que sufrío la reforma y, como ustedes saben, yo le recorte 100 artículos. En cambio, el doctor López afirmo algo muy positivo y es que considera rescatable, lo mismo que yo, algunos aspectos fundamentales de la reforma, como los relativos a la administración de justicia, al régimen del Congreso, al referéndum, y le agrega uno que, sin embargo, ya fue negado, el relativo a la circunscripción nacional. Al respecto, la circunscripción nacional, que le daría representación en el Congreso a las minorías de las minorías, no sería justificable si se mantuviera la situación de negarle representación en las cámaras a las intendencias y comisarías, que son minorías dentro del conglomerado nacional. Por eso yo estimé que era más importante, en lugar de darle representación a los colombianos radicados en el exterior, que son también minorías, darle representación a los colombianos que luchan en nuestro trópico para hacer patria y que tienen un volumen de población muy próximo al de los departamentos. Todo esto podría ser objeto de un proyecto conjunto en el cual se hiciera justicia dándole igualdad de derechos a todos los colombianos independientemente del lugar donde residan: territorios nacionales o departamentos. Coincidimos también, el doctor López y yo, en pensar que se pueden salvar aspectos de la reforma sobre la base de nuevos acuerdos políticos.--