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NO ACPETAMOS NINGUN CAMBIO EN LAS REGLAS DE JUEGO

Luis Enrique González, director de Prensa Latina para Colombia, entrevistó en exclusiva <BR>para SEMANA a Manuel Marulanda Vélez, 'Tirofijo'.

28 de junio de 1999

TIROFIJO CONVERSO CON EL DIRECTOR DE PRENSA LATINA, LUIS ENRIQUE
GONZALEZ, EN MEDIO DE UN ENCUENTRO CON LOS COMANDANTES DEL BLOQUE SUR DE
LAS FAR EN ZONA DE DISTENSION
Durante uno de los recesos del encuentro con varios comandantes del Bloque Sur el máximo líder de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Manuel Marulanda Vélez, accedió a hablar
sobre el momento actual del país, en especial del proceso de paz con el presidente Andrés
Pastrana.En el diálogo expuso criterios sobre la agenda única de paz, el controvertido tema del canje
de prisioneros, la necesidad de legislar contra los paramilitares y la decisión de las Farc de mantener
la voluntad pacificadora pese a lo que denomina maniobras de la Casa de Nariño.Luis Enrique
González:
¿En qué estado se encuentran las conversaciones con el presidente Andrés Pastrana?Manuel
Marulanda Velez: Hemos llegado a un punto de partida y a la vez de incertidumbre. Es muy
importante contar con una agenda única para el diálogo pero se debe estar consciente de que eso
es solo el inicio de la verdadera negociación. Lo importante para todos los colombianos está por
venir. Los puntos de la agenda por sí solos no dicen nada, los debates y acuerdos a partir de éstos es
lo que espera la sociedad.
El acuerdo de Caquetania el 2 de mayo pasado con el presidente Pastrana fue el de comenzar a
dialogar sobre los puntos de la agenda. De la responsabilidad con que actúen ambas partes depende
que podamos despejar el camino hacia la anhelada solución política al conflicto social y armado que
vive Colombia. Pero aquí tenemos que expresar nuestra preocupación por las maniobras del gobierno.
Una vez llegamos a la agenda única el gobernante, a través del Alto Comisionado, envió dos
documentos, con diferencias en el lenguaje, aunque con un mismo fin: el de imponer reglas de juego
para la zona de distensión.Jamás aceptaremos algo que no estuvo contemplado en el acuerdo de
Caquetania, que en su punto cuatro establece el inicio del período de negociación. Por eso nuestro
rechazo al reclamo de salida de las Farc de San Vicente del Caguán, de cese de las operaciones en
otros frentes y del reclutamiento.
Aclaramos, y lo hicimos en una carta a Víctor G. Ricardo, que las Farc son un ejército de mando
unificado, con una política sostenida durante más de tres décadas en la búsqueda de justicia social.
Y el ingreso de nuevos miembros a éste es y siempre será voluntario. Qué tal si forzamos el ingreso de
quienes no desean estar en nuestras filas o abrimos las puertas a nuestros enemigos. Está más que
definido que el ingreso es voluntario y hasta selectivo.
L.E.G.: ¿Con nuevas reglas no hay negociación?
M.M.V.: La palabra la tiene el gobierno, el acuerdo es uno y si intentan cambiarlo nosotros no lo
vamos a aceptar. Lo que puede interpretarse en forma clara del intento de modificar el pacto de
Caquetania es la voluntad invariable de las autoridades de someternos y llevarnos a la rendición.
Aclaramos que estamos dispuestos a dialogar, pero nunca a rendirnos. Queremos dejar bien clarito
que no vamos a firmar ningún documento de los enviados sobre reglas de juego, como se pretende
de parte del Alto Comisionado de Paz en nombre del Presidente. Estas ya fueron fijadas en
Caquetania y la responsabilidad en el avance del proceso es del gobierno. Cuando pensábamos
haber superado las dificultades y exigencias previas al despeje, hoy se habla de condicionamientos
para mantener la zona desmilitarizada. Nos piden respeto a la ciudadanía según la Constitución,
como si las Farc estuvieran atropellándola. Reclaman el reconocimiento al alcalde como autoridad
municipal, cuando tampoco lo desconocemos. El control de los cultivos ilícitos no es nuestra
competencia, pero al mismo tiempo insistimos en nuestra propuesta a los tres poderes de despejar
Cartagena del Chairá en busca de un plan o experimento de erradicación de los cultivos ilícitos.
L.E.G.: ¿Escollos de la fase actual del proceso?
M.M.V.: Además de los antes mencionados, pendientes de solución por parte del gobierno, hemos
dicho muchas veces que jamás estaremos de acuerdo con una facultad temporal o eventual del
Presidente para autorizar un canje de prisioneros. Insistimos: solo una legislación con carácter
permanente, que reglamente el intercambio de prisioneros de guerra, sería aceptable. Dicen que es
imposible por una u otra causa, pero existen argumentos sobre la posibilidad de establecer un canje
permanente. El gobierno tiene hace mucho tiempo un documento de juristas europeos que
consideran, en correspondencia con las leyes internacionales, el intercambio de prisioneros en
Colombia. Los policías y soldados en nuestro poder los consideramos prisioneros de esta guerra. Pero
los gobernantes se niegan a reconocerlo por temor además a admitir la beligerancia y el eventual
reconocimiento internacional.También está el asunto de los paramilitares. Reclamamos una
legislación que destaque la lucha contra los paramilitares como política de Estado. Por supuesto que
no estamos satisfechos con el informe del gobierno sobre la batalla a los paramilitares. Ahí siguen
masacrando a civiles por supuesta colaboración con la guerrilla. Bloqueando de manera impune varios
municipios de la zona de despeje sin que el Ejército tome carta seria en el asunto.Entonces de qué
política gubernamental se habla. Volvemos a decir que los paramilitares fueron engendrados por los
gobernantes anteriores y debe ser la propia autoridad la responsable de acabar con este fenómeno sin
que por ningún motivo se les conceda el estatuto político o algo por ese estilo.Estamos siguiendo muy
de cerca lo relacionado con el secuestro de la senadora (Piedad Córdoba) y las presiones de
Castaño. Repito, no aceptamos que se le otorgue estatuto político, ni que se abra una
negociación directa con los paramilitares, ni que el tema incluido en la agenda común sea borrado de
ésta.
L.E.G.: ¿Por qué el encuentro con Pastrana?
M.M.V.: En contactos con líderes políticos, del Congreso, alcaldes y otros, siempre insistimos en
que apoyen al Presidente para que salga de su propia crisis. Porque, insistimos, lo vemos solo en
este complicado proceso. Si llamamos a todas las fuerzas políticas y a los diferentes poderes fue para
propiciar la continuidad en el proceso y nunca como muestra de debilidad. Como parte de esta política
nos reunimos con Pastrana en Caquetania solo para darle un impulso a las conversaciones, dar paso
al diálogo y reafirmar nuestra voluntad de paz. Ahora, si no podemos avanzar en temas de relativa
facilidad como el canje de prisioneros, tenemos nuestras dudas de avanzar en cuestiones más
profundas contempladas en la agenda.

L.E.G.: ¿Cuál es el siguiente paso?
M.M.V.: Como te decía, la palabra la tiene Pastrana. Si respeta el acuerdo de Caquetania estamos
listos a comenzar el diálogo sobre la agenda. Que quede bien claro, reclamamos la ley de canje y la
política de Estado de lucha contra los paramilitares como complemento a la agenda. Para esta etapa
nos proponemos continuar el proceso de cara al pueblo, abierto, sin cartas escondidas. Para esto
hemos convocado a unos siete comandantes de los diversos frentes de las Farc para que sean
responsables de nuestras audiencias públicas con la población, los trabajadores, los estudiantes, los
campesinos y todos los colombianos. Estas audiencias nos permitirán conocer el criterio de cada
participante sobre los diversos temas: los salarios, el empleo, la educación, la salud. Opiniones
que enriquecerán la propuesta de las Farc en la mesa de diálogo con el gobierno. Como es lógico, no
tenemos nada que dar, es el propio gobierno el que tiene que entregar al pueblo todo lo arrebatado
durante tantos años.
L.E.G.: ¿Los negociadores de las Farc quiénes serán?
M.M.V.: Digamos que se cumple lo dispuesto y se inician las negociaciones. Mantendremos a los
tres comandantes que sirvieron de voceros en la fase anterior: a Raúl Reyes, a Joaquín Gómez y a
Fabián Ramírez. Todo lo demás es pura especulación. Por ahora se mantienen esos tres
comandantes. Siempre se ha tratado de dar la impresión de falta de unión en nuestras filas. Créame
que a 35 años de creadas las Farc el secretariado y el estado mayor central están más unidos que
nunca y los camaradas de otros frentes están muy bien informados de la marcha de los contactos
con el gobierno. Y sepan que apoyan la decisión de no ceder ante las presiones. Además ninguna
decisión es adoptada sin análisis en el secretariado nacional y el estado mayor. Los medios de
comunicación y otros sectores hablan de Alfonso Cano y de otros comandantes. Estos están
cumpliendo las misiones asignadas.
L.E.G.: ¿Y de los representantes del gobierno?
M.M.V.: No nos preocupa ese asunto, es cosa del presidente Pastrana. Lo que sí debe quedar
preciso es que jamás traicionaremos al pueblo, sin el cual no habríamos podido mantener esta
lucha de tantos años y menos en momentos de tanto significado para los destinos de los colombianos.
Como decimos en el documento por el aniversario, la traición de quienes abandonaron la lucha
revolucionaria y entregaron todo a cambio de prebendas personales fue un hecho aislado e
irrepetible en la historia de Colombia.Recordamos también en estos días un aniversario más de los
acuerdos de La Uribe con el presidente Belisario Betancur, una tregua bilateral de fuego y todos
sabemos bien qué pasó, cómo reaccionó el Ejército. La historia nos ha demostrado los errores en los
que no debemos caer.
L.E.G.: ¿Cómo es el tema de la comisión internacional de acompañamiento?
M.M.V.: Mira, primero tenemos que ponernos de acuerdo para comenzar a dialogar y luego decidir
otras cosas, también importantes. De la comisión internacional no hay nada en concreto. Se debe
definir cuál sería el papel de este grupo de países o personalidades, sus funciones, sin intromisión en
los asuntos internos. Como hemos dicho en oportunidades anteriores, las negociaciones serán en la
zona de distensión y en territorio colombiano.Agradecemos el interés de la comunidad internacional
en el proceso de paz y hasta los invitamos a acompañarnos en esta gran misión. Pero debemos
primero preparar la casa para recibir invitados en una tarea aún sin especificar.
L.E.G.: ¿La zona de distensión se mantiene como condición de las Farc?
M.M.V.: Para negociar se necesita seguridad y por esto exigimos la zona de desmilitarización. La
decisión de mantenerla es facultad de Pastrana. Ahora, recordamos que en la propuesta de tiempo
indefinido quedan muchas cosas oscuras, sin un compromiso del gobierno de mantenerla hasta una
fecha determinada o de no acudir a cualquier pretexto para lanzar otra de las conocidas ofensivas,
como la de Casa Verde o Destructor II, ésta última en la zona en que nos encontramos hoy. Sin
embargo no nos atemoriza eso. Como bien sabemos, decidimos dialogar en medio de la guerra y por
eso continuaremos nuestros entrenamientos para enfrentar cualquier eventualidad. Nadie nos puede
exigir que suspendamos los relevos de unidades guerrilleras en diversos frentes. De ahí que los
desplazamientos de éstas continuarán dentro y fuera del área de despeje.Por otro lado, esta zona nos
ha permitido mostrar nuestra verdadera política de paz con justicia social, el trabajo con la comunidad
abandonada por años por los gobernantes, la pavimentación de las calles, las campañas de
vacunación y la construcción de viviendas sociales. La prensa dedica poco o casi ningún espacio a
reflejar la realidad de la zona y, por el contrario, se suma a campañas que bien sabemos tienen origen
en departamentos de inteligencia de la Policía y del Ejército.
L.E.G.: ¿Cómo ve el futuro de la negociación?
M.M.V.: Por ahora es incierta la postura que asumirá en adelante el Presidente. Por lo demás,
ratificamos que jamás aceptaremos una amnistía, un indulto o un perdón, como quieran llamarlo. No
tenemos nada de qué arrepentirnos. Este proceso es diferente a otros cuando la insurgencia pactó sin
condiciones, sometiéndose a leyes vigentes. Hoy se trata de reestructurar, transformar el Estado
con soluciones sociales y mediante acuerdos que requieren tiempo y paciencia.Si decidimos intentar
la búsqueda de una salida negociada es porque entendemos que es posible en la medida que el
gobierno y la oligarquía se muestren con verdadera voluntad de paz. En sus manos está la suerte de
este experimento de paz.