¿Por qué no investigan?

En marzo de 2002 Salvatore Mancuso se ufanó de contar con una representación del 30 por ciento en el recién elegido Congreso. Tres años después, Vicente Castaño, el jefe de los jefes de las AUC, lo repitió: "Tenemos más del 35 por ciento de amigos en el Congreso", dijo a SEMANA.

Pero todo se queda en el escándalo. SEMANA confirmó con la Procuraduría y con la Corte Suprema de Justicia que por sus posibles vínculos con los paramilitares en la contienda electoral de 2002 sólo cursa actualmente una investigación contra el senador Álvaro García Romero.

Se abrió una indagación preliminar contra los representantes Alfonso Antonio Escobar, Jorge Luis Caballero y José Rosario Gamarra pero fue archivada "por falta de mérito de la queja en 2003". Una investigación contra el senador Mauricio Pimiento fue archivada por falta de pruebas y una indagación preliminar contra el senador Luis Vives fue archivada por falta de mérito de la queja en 2003. ¿Que dos jefes paramilitares alardeen sobre estos nexos no sería suficiente para que la Procuraduría -tan diligente en otros campos- abriera una investigación de fondo al respecto? Limpiar el nombre del Congreso debería ser un propósito nacional.