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¿QUE PASO CON?

7 de julio de 2003

Pocos hombres tan públicos tienen una vida tan discreta. "La guerra contra Pablo Escobar me acostumbró a vivir así", dice el general Miguel Maza Márquez, quien era noticia de primera plana hace una década cuando, junto a un puñado de hombres, le declaró la guerra al poderoso narcotraficante. El general se encerró en su búnker en las oficinas del DAS para planear segundo a segundo las acciones a seguir contra el capo. De allí no salía. Allí comía, allí dormía. Fue la época en que bajo el terror de Escobar cayeron asesinados Guillermo Cano, director de El Espectador; Luis Carlos Galán, dirigente liberal; el coronel Valdemar Franklin Quintero, director de la Policía en Antioquia; Rodrigo Lara, ministro de Justicia, entre otros. Maza sobrevivió a varios atentados, como la explosión de un bus bomba frente al edificio donde estaba su oficina, que dejó más de un centenar de muertos. A sus 64 años el general Maza reparte su tiempo entre su trabajo de representante legal de la Fundación Universitaria San Martín, asesora a familias de secuestrados y disfruta la compañía de sus cinco nietos. "Por estar persiguiendo a Escobar descuidé a mis hijos. Ahora les entregó ese amor a mis nietos". Sale poco de su apartamento en el norte de Bogotá. Desde allí habla por teléfono con sus amigos o escucha vallenatos, su pasión musical, en CD. Tiene poca vida social porque la soledad es la secuela que le dejó la guerra.