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"SOY EL RESULTADO DE MIS OBSESIONES"

HECTOR ROJAS ERAZO

19 de agosto de 1985

Para el maestro Héctor Rojas Erazo que vive hace 7 años en España, lo más importante es su necesidad de comunicación, la cual ha sido canalizada a través de su creación y de la pintura. Esta última se ha convertido en su modus vivendi para poderse dedicar a la literatura. Precisamente en el otoño, la Editorial Alfaguara lanzará en España su producto de estos últimos ocho años: "Celia se pudre".
SEMANA: ¿De qué se trata?
HECTOR ROJAS ERAZO: Es la historia de un burócrata que se pudre en la vastedad de un ministerio mientras en él se pudre el recuerdo de su abuela Celia: Además quiere demostrar que no existe el héroe como exaltación de vida, sino la vida heroica en la cotidianeidad.
S.: ¿En qué sentido?
R.E.: Las grandes fechas para el personaje central no son las nacionales ni las mundiales. Son las individuales las que cuentan, así como la primera herida que se hizo en el patio o la primera mujer que conoció. Porque este personaje vive en total interioridad.
S.: El patio es uno de los temas más recurrentes en su obra, como centro de los recuerdos de su infancia. ¿Por qué?
R.E.: Eso se fue armando a través de choques infantiles porque el patio jugó un papel clave ya que de ahí empece a percibir al mundo y a observar todo lo que sucedía a mi alrededor. La infancia es un estado mágico en el que la persona comienza a hilar todo lo que la rodea y por ende hay muchos sobresaltos. Los adultos creen que los niños son felices cuando atraviesan una de las épocas más perturbadas de su existencia.
S.: Junto con el patio, en sus obras el tiempo cíclico es otro elemento recurrente, en el sentido que todo vuelve a repetirse. ¿Por qué su obra requiere de ese "tiempo espeso" como usted mismo lo denomina?
R.F.: Sí, en un momento dado cada persona siente la fibrosidad del tiempo y se siente como una mosca prisionera de ese tejido. La razón de esta conducta narrativa es porque somos seres en el tiempo, hechos de tiempo y para el tiempo, puesto que vivimos y nos destruimos en él. En sintesis, el personaje central de nuestras vidas es el tiempo. Siempre que usted toca un personaje interiormente, está tocando el transcurrir del ser humano.
S.: También llama la atención el tratamiento del destino ¿A qué obedece esa manera de concebirlo?
R.E.:Llega el momento en que el ser humano se enfrenta con el absurdo y no sabe por qué le suceden ciertas cosas. La pregunta central y particular del ser humano surge entonces: ¿por qué me ocurre esto a mi ? Y como hay un destino particular, se siente zarandeado por aquella fuerza contra la cual no se puede luchar y que, sin embargo, rige su vida hasta el momento de la explosión. Los distintos personajes de mis obras se enfrentan constantemente a la amargura y a la tragedia conformada por el absurdo.
S.: ¿Qué lo llevó a usted a escribir?
R.E.: Uno comienza escribiendo para verse en letras de molde y para que los amigos lo comenten. Todo empieza por ser una tendencia vanidosa del ser humano que luego se va convirtiendo en algo muy serio. A la postre, uno se da cuenta que ha sido elegido por una serie de temas, por una familia de obsesiones que quieren desembocar, utilizando al escritor, en la comunicación con el género humano. Estas obsesiones se empujan las unas a las otras para terminar siendo pintadas o escritas. A veces pienso que sería mucho mejor estar vendiendo papa por ejemplo, pero las obsesiones se mueren de la risa y debo continuar en mi tarea de expresarlas.
S.: ¿Qué cambios presenta "Celia se pudre" respecto a su literatura anterior?
R.E.: Es la culminación del paisaje de una infancia pueblerina que se pudre. En el fondo, sin proponermelo he escrito una trilogía, en la cual Celia es el personaje central de las tres novelas: "Respirando el verano", "En noviembre llega el arzobispo" y ésta.
S.: Maestro, ahora que publique la obra fruto de los últimos 8 años ¿tiene algún proyecto en mente?
R.E.: La sensación que tengo es que por ahora no escribiré más novelas. Volveré más bien al relato. Tengo un plan con mis obsesiones pero falta ver ellas que quieran hacer conmigo...