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Un último y lento viaje

30 de noviembre de 2003

El supersónico Concorde viajó con todo su peso a su destino final

La gente, apostada en el puerto de Nueva York, lo despidió con nostalgia mientras soplaba un viento frío. Todos lo vieron cruzar lentamente. Después de años de llevar a velocidades de vértigo a pasajeros famosos y acaudalados de un lado a otro del Atlántico, un avión Concorde llegó el martes de la semana pasada en barco al puerto de Nueva York. El supersónico de 88 toneladas de peso de la línea aérea British Airways se constituyó en el aporte más reciente y exótico a la colección del Museo Naval, Aéreo y Espacial Intrepid de Manhattan. Tras 27 años de vuelos subsidiados que nunca dejaron ganancias, el Concorde hizo su último y lento viaje.