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D O C U M E N T O

A veces llegan cartas...

12 de marzo de 2001

En 1999 Juliana Villegas, la hija del empresario Luis Carlos Villegas, le escribió esta enternecedora carta desde Alemania a unos amigos cuya madre había sido secuestrada. El testimonio es conmovedor porque hoy ella se encuentra en la misma situación. Aquí algunos apartes.

“Lástima que este mensaje además de ser un saludo sea la realización de una mala noticia (…)

“En este momento a mí también me da rabia al sentirme impotente ante la preocupante situación, no puedo ni siquiera estar a dos kilómetros de ustedes para alentarlos, pero sí puedo decirles que aunque esté en la Patagonia, pueden contar conmigo; no dejaré ni un momento de pensarlos y voy a rezar mucho por ustedes y por Ana Cecilia que siempre ha demostrado tener un carácter fuerte y ser una mujer echada pa’delante, ya verán entonces que con la ayuda de Dios y con la buena voluntad de quienes los rodean, esta triste situación se va a resolver muy pronto. Pero les pido que en ningún momento pierdan las esperanzas, ni el aliento por seguir adelante con la vida, piensen que cada día tienen que seguir adelante con la vida (…) pensarán que es muy fácil decir todo esto porque no estoy en mi ciudad, ni en un país que amanece todos los días con noticias violentas, pero sepan que este mensaje es simplemente un apoyo para que nunca pierdan la fuerza que siempre les he conocido (…)

“Podrán pensar que la solución inmediata es abandonar el país, pero con todo el respeto, opino que esa decisión no resulta ser tan conveniente como parece, piensen en manos de quién va a quedar tan maravilloso país si los que verdaderamente lo queremos y luchamos por él, lo abandonamos y nos lamentamos al oír sus noticias desde afuera… los buenos somos los que debemos quedarnos; aunque cuesta mucho, como ya lo hemos experimentado, no nos dejemos acobardar por ese mínimo porcentaje (poco más del 1 por ciento) de gente mala (…)

“¿No sería muy rico vivir en paz en ese país donde por culpa de unos saboteadores se olvidan los privilegios que tienen? No dejemos que esos saboteadores se multipliquen y hagamos de los buenos una mayoría, sepan entonces que me uno a su dolor y que estaré siempre disponible para esa familia que tanto admiro, sigan adelante que esta pesadilla llegará pronto a su fin y dentro de poco estaremos todos juntos oyendo de Ana Cecilia, este mal momento relatado como una anécdota más. Cuídense mucho y muchas saludes.

“Recordándolos siempre.



Juliana Villegas”