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Vida salvaje

Los animales en las páginas judiciales siguen sorprendiendo a los colombianos.

18 de abril de 2009

Una paloma mensajera que violó el espacio aéreo de la cárcel de máxima seguridad de Cómbita (Boyacá) llevando en su espalda una tarjeta de telefonía móvil a un preso, fue capturada por las autoridades competentes. Y dos leonas pertenecientes a un circo mataron a una perrita en Calarcá la semana pasada, antes de ser acorraladas en un patio por la Policía. Sin embargo, no es la primera vez que las autoridades tienen que reprimir la amenaza de aves, caninos o equinos en el país.

• En Calarcá, las protagonistas de los hechos fueron las leonas Chira y Chiquita, de la nómina del Circo Gigante Americano. Su víctima, a quien mataron de un zarpazo, fue la perrita Nana, de propiedad de una mujer que se salvó de milagro. Luego destruyeron el sillín de una moto y al verse perseguidas, una de ellas trepó al techo desde donde cayó en el interior de una casa, para terror de sus habitantes y destrucción de parte del mobiliario. Después de varias horas, los felinos fueron puestos tras las rejas.

• En Tibú (Norte de Santander), la Policía capturó en septiembre 2007 a una narco gallina que llevaba 250 gramos de cocaína entre sus alas. Aunque el ave quedó a disposición de la Fiscalía, aún no es claro si pertenecía a la misma banda que meses antes había intentado pasar a Venezuela a un pavo-mula cargado con la misma sustancia ilegal.

• En 1996 un burro-bomba fue explotado por las Farc a control remoto en Chalán (Sucre), y mató a 11 policías. El salvaje procedimiento ya se había puesto en práctica en La Estrella (Antioquia), donde un caballo explosivo segó la vida de un soldado en 1997. En 2003 en Chita (Boyacá), otro viejo equino cargado de explosivos detonó en la plaza del pueblo y mató a ocho civiles.

• En 2004 una pandilla  de seis perros colombianos cayó con cinco kilos de cocaína en la cavidad intestinal, en Barajas (España).