De Sayco a Quito

SEMANA: ¿Cómo recibió la propuesta?

RICARDO LOZANO: Recibí una llamada de la canciller María Ángela Holguín y me preguntó: “¿usted qué anda haciendo?”. Le conté en qué andaba y me dijo: “lo va a llamar el señor presidente”.

SEMANA: ¿Y cómo fue la llamada de Santos?

R.L.: Me dijo: “me encantaría que usted me ayudara en Ecuador”. El presidente reconoce que a mí me fue muy bien en los asuntos comerciales cuando estuve allá.

SEMANA: Usted fue agregado comercial y director de Proexport en Ecuador. ¿Qué le gusta de ese país?

R.L.: El respeto y la admiración que sienten por los colombianos. Los compatriotas que viven allá están muy felices, me llama mucho la atención el nivel de acoplamiento. ¡Y los ceviches!

SEMANA: ¿Para qué cree que sirve ser embajador en Ecuador?

R.L.: Eso lo determinan las circunstancias y esta que me va a tocar a mí es muy especial. Ser embajador es potencializar todos los cimientos que han puesto el presidente y la canciller.

SEMANA: ¿Le preocupa un presidente del talante de Rafael Correa?

R.L.: No. Lo que hay que rescatar es la actitud positiva que ha tenido con Colombia.

SEMANA: Hace un mes lo nombraron gerente general de Sayco. ¿Cómo encontró a la entidad?

R.L.: Veo que falta sensibilización de la opinión en el pago de los derechos de autor. La gente lo asimila con un impuesto y no es, es un derecho. Además, encontré una entidad con una historia que hay que reorientar, que tuvo problemas pero que son solucionables.

SEMANA: ¿Era exagerado decir que Sayco estaba dejando morir a los compositores, como el maestro Wilson Choperena?

R.L.: Sí, era exagerado. El asunto es que no están definidos los límites de las obligaciones de Sayco. La entidad no puede cubrirlo todo.

SEMANA: ¿Cómo deja a Sayco un mes después?

R.L.: Con un plan de reestructuración muy claro, viable económicamente y con la idea de reformar la sociedad para dar mayor participación a autores y compositores. También hay que quitarle el exceso administrativo.

SEMANA: ¿Cuándo se va para Quito?

R.L.: Cuando llegue el beneplácito, que seguramente será muy pronto.