ENTREVISTA

"El hedonismo es otra cárcel"

Gilles Lipovetsky, de 58 años, es uno de los filósofos más importantes de la actualidad. Pasó por Colombia y este es su retrato del mundo actual.

26 de agosto de 2002

Semana: ¿Qué define al hombre contemporáneo?

Gilles Lipovetsky.: La combinación de seis rasgos. El culto hedonista, el culto al cuerpo, el culto sicológico, el fracaso de las grandes ideologías y utopías. Ya no hay modelos visionarios de la historia. Los otros dos rasgos son el culto al mercado y el culto a la autonomía individual.

Semana: ¿Cómo es este nuevo individualismo?

Semana: El neoindividualismo propone una nueva relación con el cuerpo. Hay una obsesión por la imagen y una, más inquietante, obsesión por la salud. El individuo está atrapado en una lógica narcisista, obsesionado por guardar la línea y con un miedo obsesivo a la enfermedad. El boom deportivo ilustra otro culto narciso. El deporte no es hedonista, es libertad versus salud. El hedonismo es otra cárcel.

Semana: Pero después de décadas de abuso de todo tipo de sustancias, ¿no es alentadora esta búsqueda del bienestar y la salud?

Semana: No porque es una medicalización de la vida. Se vive con la obsesión de la higiene, es mayor la preocupación por la búsqueda de la salud que por la del placer. Es otra forma de adicción. Incluso hay gente que rechaza las medicaciones fuertes y se automedica.

Semana: ¿Hay grandes paradojas en todo lo que está pasando?

Semana: Mientras más se valorizan el placer y el bienestar más sicopatías vemos relacionadas con el trabajo. Uno de cada tres trabajadores sufre de ansiedad y depresión. La depresión se ha incrementado a pasos agigantados en Occidente. Es la segunda causa de muerte en jóvenes. La edad neoindividual nos ha llevado a tragedias sangrantes. Es la fragilidad de las personas que no tienen un soporte, ni en la tradición, ni en la religión, ni en las instituciones, que les permita sentirse más seguras.

Semana: ¿Qué pasa entonces con la religión?

Semana: La religión también se asume de manera individualista. Todo el mundo quiere al Papa pero nadie cree en lo que dice. Además la segunda revolución individual instituye el supermercado religioso. Una gran oferta a la carta. Los individuos creen en Dios pero su relación no está atenida a normas.

Semana: Y en este neoindividualismo, ¿el amor murió?

Semana: No. No ha muerto. Quizá se rige por nuevas visiones.

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