Entrevista

"Hay que perderle el miedo a la ciencia"

La bogotana Ana María Rey Ayala, 28 años, obtuvo el premio a la mejor tesis de doctorado en física atómica en Estados Unidos.

30 de julio de 2005

SEMANA: Les ganó a 400 competidores. ¿Es usted brillante o suertuda?

ANA MARÍA REY AYALA: Ni lo uno ni lo otro. El éxito es producto del trabajo y de la preparación académica que he recibido a lo largo de mi vida.

SEMANA: ¡Ah!, ¿Desde niña es una gomosa de la ciencia?

A.M.R.A.: Pues sí. Desde el colegio me encantó por ejemplo saber que una simple ecuación matemática pueda describir cómo se comporta el mundo.

SEMANA: Debe ser raro hacer ciencia en un país con poca ciencia.

A.M.R.A.: A mí me gusta, al margen de que se haga o no ciencia en el país. Lo que creo es que hay que perderle el miedo: la ciencia es divertida, es para gozársela.

SEMANA: ¿En Estados Unidos se siente limitada?

A.M.R.A.: Para nada. Nunca sentí una limitación, pues los conocimientos que recibí en la Universidad de los Andes son muy buenos. Aquí he comprobado que mi pregrado, en física, fue excelente. Creo que aunque hay dificultades, por ejemplo en escasez de recursos para montar un laboratorio, el material humano es de primer nivel.

SEMANA: ¿El problema es sólo de recursos?

A.M.R.A.: Y de decisiones. La sociedad debe invertir más en la ciencia, en la investigación, porque ese es el camino para el desarrollo de nuestro país.

SEMANA: A propósito, ¿qué aporte hizo usted con su tesis?

A.M.R.A.: Es sencillo. Ir más allá de las teorías en física atómica, utilizadas comúnmente para modelar la dinámica de los átomos fríos, en sistemas propuestos para implementar un computador cuántico.

SEMANA: ¿Qué es eso de un computador cuántico?

A.M.R.A.: Apenas ahora está en proceso. Hay una competencia mundial para ver cuál es el primer sistema que logra hacerlo. Uno de sus atributos es que puede factorizar números grandísimos, que un clásico tomaría mucho tiempo.

SEMANA: ¿Y ahora qué?

A.M.R.A.: Seguir estudiando. Por ahora tengo garantizados tres años más de investigación con una beca que me otorgó Harvard. Y eso es un triunfo no sólo mío sino de mi familia y, por supuesto, de mi país.

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